En esta letanía de la vida en la que se acumulan las historias que contar, que hay ya unas pocas, debo hacer una urgente excepción para sacar a la luz este vídeo. Encontrado en Kirai, forma parte de una película india, pero no es sólo eso. Es la película definitiva. Una mezcla de El coche fantástico, Bruce Lee y algo de Bud Spencer y Terence Hill. Candidato a míticos.
lunes, 24 de mayo de 2010
sábado, 22 de mayo de 2010
Lo prometido es participio
Estaba dejándome caer por mi antiguo blog y lo cierto es que ya no me recordaba, así que ojeando he leído una promesa que hice a "los del barrio" allá por el 2008, diciendo que ese año nos veríamos menos, y vaya si me lo tomé en serio, que vamos camino de dos. Y aunque cada vez que me dejo caer por Madrid lo primero que intento es veros, no consigo que sea por más de una hora. Se os echa de menos, menos mal que existe Internet. Interneeeeeeeee!!!!!
jueves, 20 de mayo de 2010
Umbrella
Hay un grupo, creo que alemán (no estoy segura y no tengo ganas de buscarlo) que hace versiones de canciones dándoles un ambiente un tanto "atemporal".
Musiquilla para animar la semana de parte de un colega que me lo ha pasado a mi (no vamos a andar quitando méritos)
Musiquilla para animar la semana de parte de un colega que me lo ha pasado a mi (no vamos a andar quitando méritos)
The baseball- Umbrella
martes, 18 de mayo de 2010
El día que casi no volvimos
No voy a hablar de nuestra estancia en Sheffield visitando a Mel, al menos de momento, sino que me voy a centrar en nuestra última odisea o como me gusta llamarlo "aquí para toda la puta vida"
Cuando llegamos allí, como teníamos tiempo, miramos bien los horarios de los dos autobuses que teníamos que coger, los tiempos que tardaba cada uno en llegar a su destino, y aunque no es que fuéramos muy sobrados, en principio no tendría porque haber habido problemas... en principio.
Martes por la mañana, servidora abre un ojillo, un poco extrañada por la cantidad de luz que entraba por la ventana, se gira a su derecha y sin poder creérselo contempla que el despertador marca las 8:50. Esto podría no parecer algo importante, pero es que aún no os he contado que teníamos que coger el primer autobús a las 6:45 y que en teoría el despertador debería haber sonado a las 5:50.
Tras 30 segundos de mirar incrédula el reloj, intentando reenfocar la vista para comprobar que lo que parecía un 8 era otro número sin mucha suerte, Melissa coge el despertador para hacer lo mismo que había estado haciendo yo, mientras me levanto buscando otro reloj por la habitación. Momentos tensos, con un fondo de aceptación, si es esa hora no hay mucho que hacer, meterse en Internet y comprar otro billete de tren y de avión para mañana... que remedio.
Pero al final resultan ser las 5:45, risas nerviosas y puesta en marcha comentando la jugada.
Llegamos a la estación de autobuses sin problemas, con tiempo suficiente. El bus llega a su destino 20 minutos antes, que alegría, que alboroto, así que miramos si hay un bus que nos lleve al aeropuerto anterior al que pensábamos coger, para llegar con más tiempo. En ello estamos cuando vemos que los horarios que vienen en los paneles de las paradas son diferentes a los que nosotros teníamos... el autobús es el mismo número pero el recorrido diferente y tarda más, además sale 5 minutos después, que no sería mucho si no fuera porque ya íbamos muy justos.
Encima el bus sale 5 minutos tarde y cada vez que pillábamos atasco o alguien solicitaba la parada nos daba un vuelco el corazón (no llegamos, no llegamos)
Llegamos pero tardísimo, 8:46, el avión sale a las 9:10, corre, corre, corre y cuando llegamos a la entrada del control de seguridad, nos pasan los billetes (impresos en casa) por la máquina y no los lee, nos toca ir a la oficina de Ryanair para que nos los cambien, cosa que hacen con toda la calma del mundo, y tic, tac, tic, tac...
Por fin llegamos al control de seguridad, allí nadie tiene prisa, no hay casi nadie, una persona por máquina pero no avanzamos. De repente cogen una de nuestras mochilas y las dejan a parte, nadie nos dice nada, los minutos parecen duran solo 30 segundos, y cada vez es más tarde.
Mauro pregunta 4 veces que que pasa con su mochila, y le dicen que espere, hasta que uno le hace caso, pero con la misma parsimonia que el resto empieza a sacar cosas... el panel sobre nuestras cabezas dice que la puerta de embarque está cerrada, así que yo me voy a intentar que el avión no despegue sin nosotros (Ahora lo pienso y como no hubiese hecho un dibujo, no sé como me habría hecho entender). Puertas de embarque de la 1 a la 4, la 5 por otra parte... ¿dónde están el resto de puertas?. Me encuentro con Mauro, subimos a la planta de arriba donde están el resto de puertas de embarque, ¿pero y la 7?.
La encontramos, no hay nadie, solo los del aeropuerto, llaman al avión para preguntar si se puede subir, y nos llevan corriendo por los pasillos y la pista.
Os juro que cuando estábamos enseñando el billete en el avión ha sonado una ovación en mi cabeza.
Cuando llegamos allí, como teníamos tiempo, miramos bien los horarios de los dos autobuses que teníamos que coger, los tiempos que tardaba cada uno en llegar a su destino, y aunque no es que fuéramos muy sobrados, en principio no tendría porque haber habido problemas... en principio.
Martes por la mañana, servidora abre un ojillo, un poco extrañada por la cantidad de luz que entraba por la ventana, se gira a su derecha y sin poder creérselo contempla que el despertador marca las 8:50. Esto podría no parecer algo importante, pero es que aún no os he contado que teníamos que coger el primer autobús a las 6:45 y que en teoría el despertador debería haber sonado a las 5:50.
Tras 30 segundos de mirar incrédula el reloj, intentando reenfocar la vista para comprobar que lo que parecía un 8 era otro número sin mucha suerte, Melissa coge el despertador para hacer lo mismo que había estado haciendo yo, mientras me levanto buscando otro reloj por la habitación. Momentos tensos, con un fondo de aceptación, si es esa hora no hay mucho que hacer, meterse en Internet y comprar otro billete de tren y de avión para mañana... que remedio.
Pero al final resultan ser las 5:45, risas nerviosas y puesta en marcha comentando la jugada.
Llegamos a la estación de autobuses sin problemas, con tiempo suficiente. El bus llega a su destino 20 minutos antes, que alegría, que alboroto, así que miramos si hay un bus que nos lleve al aeropuerto anterior al que pensábamos coger, para llegar con más tiempo. En ello estamos cuando vemos que los horarios que vienen en los paneles de las paradas son diferentes a los que nosotros teníamos... el autobús es el mismo número pero el recorrido diferente y tarda más, además sale 5 minutos después, que no sería mucho si no fuera porque ya íbamos muy justos.
Encima el bus sale 5 minutos tarde y cada vez que pillábamos atasco o alguien solicitaba la parada nos daba un vuelco el corazón (no llegamos, no llegamos)
Llegamos pero tardísimo, 8:46, el avión sale a las 9:10, corre, corre, corre y cuando llegamos a la entrada del control de seguridad, nos pasan los billetes (impresos en casa) por la máquina y no los lee, nos toca ir a la oficina de Ryanair para que nos los cambien, cosa que hacen con toda la calma del mundo, y tic, tac, tic, tac...
Por fin llegamos al control de seguridad, allí nadie tiene prisa, no hay casi nadie, una persona por máquina pero no avanzamos. De repente cogen una de nuestras mochilas y las dejan a parte, nadie nos dice nada, los minutos parecen duran solo 30 segundos, y cada vez es más tarde.
Mauro pregunta 4 veces que que pasa con su mochila, y le dicen que espere, hasta que uno le hace caso, pero con la misma parsimonia que el resto empieza a sacar cosas... el panel sobre nuestras cabezas dice que la puerta de embarque está cerrada, así que yo me voy a intentar que el avión no despegue sin nosotros (Ahora lo pienso y como no hubiese hecho un dibujo, no sé como me habría hecho entender). Puertas de embarque de la 1 a la 4, la 5 por otra parte... ¿dónde están el resto de puertas?. Me encuentro con Mauro, subimos a la planta de arriba donde están el resto de puertas de embarque, ¿pero y la 7?.
La encontramos, no hay nadie, solo los del aeropuerto, llaman al avión para preguntar si se puede subir, y nos llevan corriendo por los pasillos y la pista.
Os juro que cuando estábamos enseñando el billete en el avión ha sonado una ovación en mi cabeza.
miércoles, 12 de mayo de 2010
El mundo y sus demonios
Estaba organizando mi bandeja de entrada (si, ya sé...) y me he encontrado un correo que un amigo me mandó allá por el 2008.
No sé si se debe a mi mala memoria o es que se quedo pendiente de leer hasta que se traspapeló (¿trasarchivó?), pero ha sido como leerlo por primera vez.
Se trata de una reflexión sobre el porque de la investigación por la investigación, apoyada por un pedazo del libro que actualmente se estaba leyendo.
Una pregunta que hacen habitualmente en el mundo de la ciencia es "¿y eso para qué sirve?", y la respuesta que menos suele gustar a los gobiernos, a los economistas y a las madres es "para saber más", a pesar de que a lo largo de la historia se ha demostrado que el investigar para saber más a terminado dando fruto a importantes hallazgos, llamémosles "cosas útiles" si queréis.

Bueno, el fragmento en cuestión es el siguiente:
Se trata de una reflexión sobre el porque de la investigación por la investigación, apoyada por un pedazo del libro que actualmente se estaba leyendo.
Una pregunta que hacen habitualmente en el mundo de la ciencia es "¿y eso para qué sirve?", y la respuesta que menos suele gustar a los gobiernos, a los economistas y a las madres es "para saber más", a pesar de que a lo largo de la historia se ha demostrado que el investigar para saber más a terminado dando fruto a importantes hallazgos, llamémosles "cosas útiles" si queréis.

Bueno, el fragmento en cuestión es el siguiente:
"¿Por qué conceder dinero ahora para que científicos que hablan una jerga incomprensible se dediquen a sus hobbies, cuando todavía no se han abordado necesidades nacionales apremiantes?
Desde este punto de vista, es fácil entender la opinión de que la ciencia no es más que otro grupo de presión ansioso por preservar la entrada de dinero a fin de que los científicos no tengan que trabajar todo el día o estar en nómina.
Maxwell no pensaba en la radio, el radar y la televisión cuando garabateó por primera vez las ecuaciones fundamentales del electromagnetismo; Newton no soñaba con el vuelo espacial o los satélites de comunicación cuando entendió por primera vez el movimiento de la Luna; Roentgen no pensaba en el diagnóstico médico cuando investigó una radiación penetrante tan misteriosa que la llamó «rayos X»; Curie no pensaba en la terapia para el cáncer cuando extrajo laboriosamente cantidades
mínimas de radio de toneladas de pechblenda; Fleming no planeaba salvar la vida de millones de personas con los antibióticos cuando observó un círculo libre de bacterias alrededor de un brote de moho; Watson y Crick no imaginaban la curación de enfermedades genéticas cuando se devanaban los sesos sobre la difractometría de rayos X del ADN; Rowland y Molina no planeaban implicar los CFC en la reducción del ozono cuando empezaron a estudiar el papel de los halógenos en la fotoquímica estratosférica.
De vez en cuando, miembros del Congreso y otros líderes políticos no se han podido resistir a bromear sobre alguna proposición científica aparentemente oscura para la que se pide financiación al gobierno. Hasta un senador tan brillante como William Proxmire, licenciado en Harvard, tenía tendencia a conceder el premio del «vellocino de oro» a proyectos científicos ostensiblemente inútiles, incluyendo el SETI. Me imagino el mismo espíritu en gobiernos previos: un tal señor Fleming desea estudiar los gusanos en el queso oloroso; una mujer polaca desea tamizar toneladas de mineral del centro de África para encontrar cantidades mínimas de una sustancia que, según dice, resplandecerá en la oscuridad; un tal señor Kepler quiere escuchar las canciones que cantan los planetas."
Etiquetas:
Cosas curiosas,
Cosas de la tecnología
domingo, 2 de mayo de 2010
jueves, 29 de abril de 2010
Baratijas
Aquí os dejo las fotos de algunos anillos que tomamos con la exclusiva intención de hacer un post, y es que una es de pueblo y cuando la sacan de paseo se impresiona con cualquier cosa.
Florencia, ponte Vecchio, lleno de joyerías. No es que sea muy entendida de joyas, pero vaya tela, las perversiones humanas no tienen límite.
Florencia, ponte Vecchio, lleno de joyerías. No es que sea muy entendida de joyas, pero vaya tela, las perversiones humanas no tienen límite.
Supongo que si eres un fan incondicional y adorador en potencia de los calamares y los anillos de medio kilo (de peso me refiero, aunque de precio no queda muy lejos), por qué no ibas a tener un anillo de un calamar, y quien dice calamar, dice perro, búho, cangrejo o paellera (este último no lo vi, pero oye, ya que se ponen...)
Ritos Funerarios
Hace poco Melisa escribía un post sobre el funeral de su primo, el cual había sido muy especial. Hoy me he encontrado con David Morales Colón, un puertoriqueño de 22 años que dejó como última voluntad que le colocaran de esta guisa en el día de su funeral. Qué duda cabe que nuestra cultura funeraria está cambiando hacia tintes más vivos y menos oscuros, como una sana aceptación de la la inevitabilidad de la muerte de la mano de un canto a la alegría de haber sido.... toma disertación madruguil... o más bien mendruguil?
Creaciones de laboratorio
Cuidado con este vídeo que puede causar ira y violencia. A mí me han entrado ganas de acabar con mi pacífica existencia y acabar con este bicho, sobre todo por lo terrorífico y penetrante de sus agudos alaridos. No se sabe cuál es el género de esta creación pero la flaccidez de sus miembros, la cantidad de carne en vibración y sus odiosos ladridos hacen pensar en un virus O1M1Y2 (mezcla de una oruga, un muñeco de michelín y dos yorkshires)
Ahora que lo vuelvo a ver pienso que es posible hacer con él una cuarta parte de la saga de películas Species
miércoles, 28 de abril de 2010
La grande meridiana
Ahora bien, ¿qué es esta meridiana?
Un instrumento astronómico... un calendario vamos.
Un instrumento astronómico... un calendario vamos.
Se instaló para resolver la incertidumbre respecto a la fecha exacta de la Pascua Cristiana en 1700 (de ahí que no se la considerara un instrumento del diablo, jua jua jua, porque algo que mide el tiempo no puede ser otra cosa) y se utilizó para ajustar los relojes de Roma hasta 1846.
A través de un orificio en la pared a 20 metros de altura, un fino rayo de sol alcanza la línea metálica exactamente a las 12 del medio día con un margen de error de 1 o 2 segundos (ni los relojes suizos!!)
También se señalan solsticios y equinoccios con total precisión.
Hay solo 12 meridianas de este tipo en todo el mundo y sirvieron para calcular las latitudes, la duración exacta del año y la oblicuidad del eje terrestre entre otras grandezas de la ciencia.
Al final de la meridiana hay unas elipses concéntricas que servirían para calcular con precisión los movimientos de la estrella polar hasta el año 2502 si no fuera porque se cerró un segundo orificio que había en la pared, necesario para tal fin.

La recurrencia del limón
Y es que los limones dan mucho que hablar y que cantar.
Tiramisú de limón - Joaquin Sabina: Tiramisú de limón, helado de aguardiente...
Mezclar agua con sed -Extremoduro: Como limones, tus recuerdos son como limones...
Limón y sal- Julieta Venegas: Yo te quiero con limón y sal...
Me matán, limón- Los redonditos de ricota: Me matan, Limón! Hijueputas, Limón!...
A la lima y el limón- Manolo Escobar: A la lima y al limón, te vas a quedar soltera...
Menta y limón- Roque Narvaja: Mis ojos, la pena y la mirada, menta y limón...
Y de momento basta
Tiramisú de limón - Joaquin Sabina: Tiramisú de limón, helado de aguardiente...
Mezclar agua con sed -Extremoduro: Como limones, tus recuerdos son como limones...
Limón y sal- Julieta Venegas: Yo te quiero con limón y sal...
Me matán, limón- Los redonditos de ricota: Me matan, Limón! Hijueputas, Limón!...
A la lima y el limón- Manolo Escobar: A la lima y al limón, te vas a quedar soltera...
Menta y limón- Roque Narvaja: Mis ojos, la pena y la mirada, menta y limón...
Y de momento basta
martes, 27 de abril de 2010
Il Pantheon di Agrippa
Es lo que tienen las ciudades con más años que la Tana, que siempre están restaurando algo. A nosotros nos tocó, entre otras cosas, la restauración del Panteón, así que terminamos haciéndonos una foto a lo secuoya, abrazaditos a una de las 16 columnas de más de 84 toneladas (eso pesa más que un kilo de mierda), que para más inri, ni siquiera es una de las originales del mismo, sino una de las 3 del lateral izquierdo que se añadieron posteriormente, procedentes de otros edificios (corta y pega de columnas). Por eso los capiteles son diferentes, más modernos, que como no se ve en la foto, os lo tendréis que creer.
De entre las cosas que más nos han llamado atención a nivel histórico relacionadas con el Panteón, es que el Papa Urbano VIII Barberini mandó retirar el águila de bronce que adornaba el frontón triangular ahora desnudo y las vigas de bronce del pórtico de la entrada, para realizar el Baldaquino de San Pedro y 80 Cañones para el Castillo de Sant'Angelo (¡¡viva el reciclaje!!)
Esta hazaña hizo que el pueblo indignado pusiera sobre el Paschino en la Piazza Navona el siguiente mensaje:
De entre las cosas que más nos han llamado atención a nivel histórico relacionadas con el Panteón, es que el Papa Urbano VIII Barberini mandó retirar el águila de bronce que adornaba el frontón triangular ahora desnudo y las vigas de bronce del pórtico de la entrada, para realizar el Baldaquino de San Pedro y 80 Cañones para el Castillo de Sant'Angelo (¡¡viva el reciclaje!!)
Esta hazaña hizo que el pueblo indignado pusiera sobre el Paschino en la Piazza Navona el siguiente mensaje:
"Quod non fecerunt barbari, fecerunt Barberini"
Aquello que no han hecho los bárbaros, lo han hecho los Barberini
Aquello que no han hecho los bárbaros, lo han hecho los Barberini
Y es que la historia está llena de gente que escribe la suya borrando la de los demás.
lunes, 26 de abril de 2010
A veces
La palabra "A VECES" es una palabra de esas que cuando la repites mucho, no suena ni mejor ni peor, solo suena exactamente igual, y simplemente te cansas de decirla y paras.
(De esta palabra poco reseñable, solo diría que debería ser una palabra y no dos... aveces)
A veces, me siento delante de la pantalla en un intento de obligarme a escribir algo, pero esos dos segundos que me paro con los dedos sobre el teclado se me hacen eternos y me pongo a otra cosa. A veces, esa otra cosa es escribir algo que no tiene ni fondo, ni bordes, ni tapa, vamos, que no es una cacerola (en italiano se dice casseruola, me encanta esa palabra), y que me gusta rematar con una foto directa del google imágenes tras otros dos segundos de búsqueda intensa.

martes, 20 de abril de 2010
Roma, recién retornados
Apenas hace una semana decidíamos ir a Roma y hoy ya hemos vuelto. Viaje relámpago de dos días y una noche, ocho horas de tren, e incontables kilómetros andados. Son las 14:13 de la tarde, recién levantado tengo unas agujetas terribles y Carol ha dado orden de NO MOLESTAR hasta que su cuerpo diga lo contrario... por lo menos hasta las seis. Ayer llegamos a las doce y media de la noche y después de un vistazo al correo, un vaso de leche y un capítulo de Prison Break morimos a las 3 de la mañana.
Roma como ciudad se nos ha escapado. Ni la hemos visto ni la hemos notado. Horas y horas dentro de museos y largas y apresuradas caminatas para ver lo máximo posible no nos han dejado tiempo para pararnos a disfrutar de un helado y un respiro.
La Roma monumental es bestial. Sencillamente. Y eso que íbamos sin conocimiento de causa por lo que muchas de las ruinas que hemos visto han sido sólo eso, ruinas. La premura con la que pasábamos nos impedía disfrutar de una explicación que en muchos lugares no sólo merecían, sino necesitaban. No hemos tenido ni el tiempo ni el dinero de escuchar a uno de esos ilustrados que van explicando cada piedra del camino, dibujando cuadros monumentales sobre ellas. Y sin embargo volvemos con la sensación de haber visto algunas de las obras más colosales del mundo. Es tal la magnitud de algunas de ellas que uno al verlas tiene la certeza y seguridad, a pesar de no haber visto ni la millonésima parte de las obras de todas las civilizaciones en todas sus eras, de que son sencillamente insuperables. Lo peor es que uno lee y escucha, y descubre que muchos de esos cuadros imaginarios que los cultos con banderita y micrófono pintan rebasan ampliamente esas magnitudes.
Entre todos los monumentos que hemos visto y pecando de inconsciente además de inculto, elegiría dos.
Atónito me quedé en el Panteón de Agripa. Es una visión deslumbradora que ninguna foto que veáis os acercará a la realidad. El Panteón es una bóveda enorme con un agujero abierto al cielo en el centro. Es todo lo que es y en ello reside su grandeza. Está decorado a nivel del suelo con estatuas y frescos, tumbas de grandes reyes italianos y el artista Rafael, un pórtico con tres hileras de gigantescas columnas egipcias... pero son solo eso, decoraciones para una bóveda grandiosa y colosal. Una visión única, que para mí supera al foro, al coliseo y a lo que se le ponga por delante.
Mi segunda elección es la Basílica de San Pedro, concretamente el interior de ella. Es un pequeño vistazo a la capacidad del ser humano de concentrar todo aquello que considera bello. El culto de un pueblo a su Dios, embelleciendo su casa para que sea digna de Él mismo. Un lugar casi celestial que nos acerca a lo que pudieron ser otros cultos monumentales en épocas de mayor esplendor artístico que la nuestra.
Roma como ciudad se nos ha escapado. Ni la hemos visto ni la hemos notado. Horas y horas dentro de museos y largas y apresuradas caminatas para ver lo máximo posible no nos han dejado tiempo para pararnos a disfrutar de un helado y un respiro.
La Roma monumental es bestial. Sencillamente. Y eso que íbamos sin conocimiento de causa por lo que muchas de las ruinas que hemos visto han sido sólo eso, ruinas. La premura con la que pasábamos nos impedía disfrutar de una explicación que en muchos lugares no sólo merecían, sino necesitaban. No hemos tenido ni el tiempo ni el dinero de escuchar a uno de esos ilustrados que van explicando cada piedra del camino, dibujando cuadros monumentales sobre ellas. Y sin embargo volvemos con la sensación de haber visto algunas de las obras más colosales del mundo. Es tal la magnitud de algunas de ellas que uno al verlas tiene la certeza y seguridad, a pesar de no haber visto ni la millonésima parte de las obras de todas las civilizaciones en todas sus eras, de que son sencillamente insuperables. Lo peor es que uno lee y escucha, y descubre que muchos de esos cuadros imaginarios que los cultos con banderita y micrófono pintan rebasan ampliamente esas magnitudes.
Entre todos los monumentos que hemos visto y pecando de inconsciente además de inculto, elegiría dos.
Atónito me quedé en el Panteón de Agripa. Es una visión deslumbradora que ninguna foto que veáis os acercará a la realidad. El Panteón es una bóveda enorme con un agujero abierto al cielo en el centro. Es todo lo que es y en ello reside su grandeza. Está decorado a nivel del suelo con estatuas y frescos, tumbas de grandes reyes italianos y el artista Rafael, un pórtico con tres hileras de gigantescas columnas egipcias... pero son solo eso, decoraciones para una bóveda grandiosa y colosal. Una visión única, que para mí supera al foro, al coliseo y a lo que se le ponga por delante.
Mi segunda elección es la Basílica de San Pedro, concretamente el interior de ella. Es un pequeño vistazo a la capacidad del ser humano de concentrar todo aquello que considera bello. El culto de un pueblo a su Dios, embelleciendo su casa para que sea digna de Él mismo. Un lugar casi celestial que nos acerca a lo que pudieron ser otros cultos monumentales en épocas de mayor esplendor artístico que la nuestra.
jueves, 8 de abril de 2010
Pasaron las vacaciones
Frenando bruscamente hemos aterrizado en Pisa después de 15 intensos días. Alcoy, Carboneras, Madrid y Navas nos han acogido en un periplo de más de 3000km.
Y en todos nos hemos sentido como en casa. Quizá la única pega hayan sido las prisas, las carreras, las ganas de quedarse mientras nos íbamos. Se echa de menos que nos cuiden en nuestras casas, con jardines y perros, con comida en mesa puesta. Se echa de menos el sol y la playa, el agua y el mar, la gente y la vida, todos esos lugares donde naufragar. Pasaron volando nuestros amigos sin ni siquiera poder bajarnos del tren. Mientras les saludábamos por la ventanilla ellos apenas percibían nuestras sonrisas a su lado.
Quince días frenéticos son ahora quince morriñas para nuestras ya cansadas lejanías. Demasiadas alegrías nos dejan demasiadas penas al marchar. Ahora quedan solo dedos que contar.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)