miércoles, 26 de mayo de 2010

Lost

Yo no entiendo muy bien todo el movimiento que ha girado entorno a la serie en cuesntiòn, pero este video lo tengo que poner porque me ha hecho muchisima gracia.

Eso si, para entenderlo hay que haberla visto.


Menudos elementos

Este video tiene algùn tiempo, pero acabo de reveerlo y lo merece.

lunes, 24 de mayo de 2010

Alluda Majaka, la película definitiva

En esta letanía de la vida en la que se acumulan las historias que contar, que hay ya unas pocas, debo hacer una urgente excepción para sacar a la luz este vídeo. Encontrado en Kirai, forma parte de una película india, pero no es sólo eso. Es la película definitiva. Una mezcla de El coche fantástico, Bruce Lee y algo de Bud Spencer y Terence Hill. Candidato a míticos.




P.D. ¿Soy yo o el streaming de Youtube va perdiendo calidad poco a poco?

sábado, 22 de mayo de 2010

Lo prometido es participio

Estaba dejándome caer por mi antiguo blog y lo cierto es que ya no me recordaba, así que ojeando he leído una promesa que hice a "los del barrio" allá por el 2008, diciendo que ese año nos veríamos menos, y vaya si me lo tomé en serio, que vamos camino de dos. Y aunque cada vez que me dejo caer por Madrid lo primero que intento es veros, no consigo que sea por más de una hora. Se os echa de menos, menos mal que existe Internet. Interneeeeeeeee!!!!!

jueves, 20 de mayo de 2010

Umbrella

Hay un grupo, creo que alemán (no estoy segura y no tengo ganas de buscarlo) que hace versiones de canciones dándoles un ambiente un tanto "atemporal".
Musiquilla para animar la semana de parte de un colega que me lo ha pasado a mi (no vamos a andar quitando méritos)

The baseball- Umbrella


martes, 18 de mayo de 2010

El día que casi no volvimos

No voy a hablar de nuestra estancia en Sheffield visitando a Mel, al menos de momento, sino que me voy a centrar en nuestra última odisea o como me gusta llamarlo "aquí para toda la puta vida"

Cuando llegamos allí, como teníamos tiempo, miramos bien los horarios de los dos autobuses que teníamos que coger, los tiempos que tardaba cada uno en llegar a su destino, y aunque no es que fuéramos muy sobrados, en principio no tendría porque haber habido problemas... en principio.

Martes por la mañana, servidora abre un ojillo, un poco extrañada por la cantidad de luz que entraba por la ventana, se gira a su derecha y sin poder creérselo contempla que el despertador marca las 8:50. Esto podría no parecer algo importante, pero es que aún no os he contado que teníamos que coger el primer autobús a las 6:45 y que en teoría el despertador debería haber sonado a las 5:50.

Tras 30 segundos de mirar incrédula el reloj, intentando reenfocar la vista para comprobar que lo que parecía un 8 era otro número sin mucha suerte, Melissa coge el despertador para hacer lo mismo que había estado haciendo yo, mientras me levanto buscando otro reloj por la habitación. Momentos tensos, con un fondo de aceptación, si es esa hora no hay mucho que hacer, meterse en Internet y comprar otro billete de tren y de avión para mañana... que remedio.

Pero al final resultan ser las 5:45, risas nerviosas y puesta en marcha comentando la jugada.

Llegamos a la estación de autobuses sin problemas, con tiempo suficiente. El bus llega a su destino 20 minutos antes, que alegría, que alboroto, así que miramos si hay un bus que nos lleve al aeropuerto anterior al que pensábamos coger, para llegar con más tiempo. En ello estamos cuando vemos que los horarios que vienen en los paneles de las paradas son diferentes a los que nosotros teníamos... el autobús es el mismo número pero el recorrido diferente y tarda más, además sale 5 minutos después, que no sería mucho si no fuera porque ya íbamos muy justos.

Encima el bus sale 5 minutos tarde y cada vez que pillábamos atasco o alguien solicitaba la parada nos daba un vuelco el corazón (no llegamos, no llegamos)

Llegamos pero tardísimo, 8:46, el avión sale a las 9:10, corre, corre, corre y cuando llegamos a la entrada del control de seguridad, nos pasan los billetes (impresos en casa) por la máquina y no los lee, nos toca ir a la oficina de Ryanair para que nos los cambien, cosa que hacen con toda la calma del mundo, y tic, tac, tic, tac...

Por fin llegamos al control de seguridad, allí nadie tiene prisa, no hay casi nadie, una persona por máquina pero no avanzamos. De repente cogen una de nuestras mochilas y las dejan a parte, nadie nos dice nada, los minutos parecen duran solo 30 segundos, y cada vez es más tarde.

Mauro pregunta 4 veces que que pasa con su mochila, y le dicen que espere, hasta que uno le hace caso, pero con la misma parsimonia que el resto empieza a sacar cosas... el panel sobre nuestras cabezas dice que la puerta de embarque está cerrada, así que yo me voy a intentar que el avión no despegue sin nosotros (Ahora lo pienso y como no hubiese hecho un dibujo, no sé como me habría hecho entender). Puertas de embarque de la 1 a la 4, la 5 por otra parte... ¿dónde están el resto de puertas?. Me encuentro con Mauro, subimos a la planta de arriba donde están el resto de puertas de embarque, ¿pero y la 7?.

La encontramos, no hay nadie, solo los del aeropuerto, llaman al avión para preguntar si se puede subir, y nos llevan corriendo por los pasillos y la pista.

Os juro que cuando estábamos enseñando el billete en el avión ha sonado una ovación en mi cabeza.

miércoles, 12 de mayo de 2010

El mundo y sus demonios

Estaba organizando mi bandeja de entrada (si, ya sé...) y me he encontrado un correo que un amigo me mandó allá por el 2008.
No sé si se debe a mi mala memoria o es que se quedo pendiente de leer hasta que se traspapeló (¿trasarchivó?), pero ha sido como leerlo por primera vez.

Se trata de una reflexión sobre el porque de la investigación por la investigación, apoyada por un pedazo del libro que actualmente se estaba leyendo.
Una pregunta que hacen habitualmente en el mundo de la ciencia es "¿y eso para qué sirve?", y la respuesta que menos suele gustar a los gobiernos, a los economistas y a las madres es "para saber más", a pesar de que a lo largo de la historia se ha demostrado que el investigar para saber más a terminado dando fruto a importantes hallazgos, llamémosles "cosas útiles" si queréis.


Bueno, el fragmento en cuestión es el siguiente:
"¿Por qué conceder dinero ahora para que científicos que hablan una jerga incomprensible se dediquen a sus hobbies, cuando todavía no se han abordado necesidades nacionales apremiantes?
Desde este punto de vista, es fácil entender la opinión de que la ciencia no es más que otro grupo de presión ansioso por preservar la entrada de dinero a fin de que los científicos no tengan que trabajar todo el día o estar en nómina.
Maxwell no pensaba en la radio, el radar y la televisión cuando garabateó por primera vez las ecuaciones fundamentales del electromagnetismo; Newton no soñaba con el vuelo espacial o los satélites de comunicación cuando entendió por primera vez el movimiento de la Luna; Roentgen no pensaba en el diagnóstico médico cuando investigó una radiación penetrante tan misteriosa que la llamó «rayos X»; Curie no pensaba en la terapia para el cáncer cuando extrajo laboriosamente cantidades
mínimas de radio de toneladas de pechblenda; Fleming no planeaba salvar la vida de millones de personas con los antibióticos cuando observó un círculo libre de bacterias alrededor de un brote de moho; Watson y Crick no imaginaban la curación de enfermedades genéticas cuando se devanaban los sesos sobre la difractometría de rayos X del ADN; Rowland y Molina no planeaban implicar los CFC en la reducción del ozono cuando empezaron a estudiar el papel de los halógenos en la fotoquímica estratosférica.
De vez en cuando, miembros del Congreso y otros líderes políticos no se han podido resistir a bromear sobre alguna proposición científica aparentemente oscura para la que se pide financiación al gobierno. Hasta un senador tan brillante como William Proxmire, licenciado en Harvard, tenía tendencia a conceder el premio del «vellocino de oro» a proyectos científicos ostensiblemente inútiles, incluyendo el SETI. Me imagino el mismo espíritu en gobiernos previos: un tal señor Fleming desea estudiar los gusanos en el queso oloroso; una mujer polaca desea tamizar toneladas de mineral del centro de África para encontrar cantidades mínimas de una sustancia que, según dice, resplandecerá en la oscuridad; un tal señor Kepler quiere escuchar las canciones que cantan los planetas."

El mundo y sus demonios de Carl Sagan






















domingo, 2 de mayo de 2010

Limones olvidados

No sé cómo pudo ocurrir, pero ocurrió, y para solventar mi olvido: