jueves, 27 de junio de 2013

Limón, abre los ojos


Cuando la vida te da limones, exprímelos en los ojos de la gente.

jueves, 20 de junio de 2013

Life te da


Cuando la vida te da... no, espera, cuando Life te vende limones, cómpralos.

jueves, 13 de junio de 2013

Ponle vodka y fiesta


Cuando la vida te da limones, debes hacer limonada, encontrar a alguien cuya vida le haya dado vodka y hacer una fiesta.

jueves, 6 de junio de 2013

Limones, digo Melones


Si la vida te da melones, puedes ser disléxico.

martes, 4 de junio de 2013

Compra un trozo de "Creando Redes"

Hace algunas semanas ya escribí brevemente sobre "Creando Redes" el foro de restauración ecológica que se celebrará en julio de este año 

Dicho foro está siendo organizado sin ánimo de lucro principalmente por estudiantes de diversos ámbitos de la Facultad de Biología de la Universidad Complutense de Madrid.

A parte del laborioso trabajo que lleva gestionar una actividad así, una de las más apremiantes necesidades que tienen los organizadores es la obtención de fondos para poder llevar a cabo este gran proyecto.


Para ello han decidido probar con un método de financiación bastante usado actualmente, las campañas de financiación por suscripción o crowdfunding. Para los que no estéis puestos en este tema, se trata de una manera de financiar diferentes proyectos a través de la contribución colectiva y normalmente anónima de cualquiera que esté interesado.

Si os interesa la Restauración ecológica, las buenas ideas o simplemente queréis apoyar la increíble iniciativa de estos jóvenes, solo tenéis que pinchar aquí.





domingo, 2 de junio de 2013

Dos ostias a tiempo

Cada vez es más habitual oír la expresión "dos ostias bien dadas"

Qué le vamos a hacer, vivimos en un país de educadores natos, todos ellos resolverían cualquier problema así de fácil, deberían convalidar esa habilidad por una FP o algo así.

Supongo que las mal llamadas ostias funcionan cuando se tiene miedo al castigo físico. El problema es que es probable que después de un tiempo uno se acostumbre a ese dolor y ya no sea tan grave. ¿Valor educacional del dolor? Cero

El castigo físico nunca debería ser la consecuencia negativa de una acción, porque llegado un punto puede ser que hasta merezca la pena al perderle el miedo.

Esto me hizo reflexionar sobre el miedo en si, sobre mi miedo.

Cuando era pequeña tenía pesadillas, más que pesadillas eran alucinaciones. al final, cuando ya estaban muy avanzadas, me quedaba a oscuras, tumbada, tapada con la colcha hasta el cuello, agarrando las sábanas con fuerza entre mis manos, llorando desesperadamente mientras,  así lo juro, algo siniestro subía desde los pies de la cama, reptando, arrastrándose hasta mi cabeza, con la única intención de matarme. Sentía el peso de su cuerpo desplazándose sobre mis piernas, subiendo por mi cuerpo. Mantenía los ojo bien abiertos, mirando sin ver en la profunda oscuridad, intentando enfocar en la penumbra.

Cada noche sentía que iba a morir de una muerte horrible, no importaba que la noche anterior no hubiera ocurrido, porque esa noche, la que estaba viviendo, era la definitiva.

Al principio intentaba convencerme de que no era real, pero no podía soportarlo y llamaba a mi madre desesperadamente, quien venia y se quedaba conmigo, de pie al lado de mi cama, con su mano en mi estomago para ayudarme a hacer unas respiraciones que el psicologo me había enseñado. Su presencia me tranquilizaba, claro que lo hacía, pero al final cuando ella me preguntaba que si estaba mejor, y yo la veía cansada de la misma historia cada noche, le decía que si, que podía irse, y la cosa volvía a empezar, pero ya no la llamaba más. En mi desesperación lloraba hasta quedarme dormida.

Después de haber sentido ese terror que nunca podré describir por mucho que lo intente, el castigo físico podéis imaginaros que no era gran cosa para mi. Cada noche estaba al borde de la muerte, así que cada día no podría ser peor.

Aun ahora cierro los ojos y cuando no tengo nada en mi cabeza, me vienen a la mente las grotescas imágenes de aquellas noches, ya no me causan terror, supongo que me he acostumbrado, que me he convencido de que fue mi mente la que creó esas vívidas experiencias por el motivo que fuera, tal vez por eso ahora el miedo me parece tan lejano.

Tal vez por eso esas ostias a tiempo no me hicieron nada.

El alma de las palabras

Un rico lenguaje, estructurado, interpretado, revisado, impreso y encuadernado, pero a pesar de ello dinámico.

Nadie, al menos sin una intención clara de ello, llama a una "pera" "casa". Todos sabemos como tiene que ser una pera y como una casa para que no sean conceptos intercambiables. Hasta ahí no suele haber dudas, el problema es cuando nos metemos en la abstracción.

Mil y una veces he terminado una discusión con la sensación de la absurdez de no habernos entendido. Hay palabras cuyo significado no es inamovible, hay palabras que significan cosas diferentes según quien las use o la intencionalidad que le ponga.

A veces el resultado es un discutir por discutir aunque no era eso lo que se pretendía, a pesar de que en un principio sintiéramos que teníamos motivos para molestarnos u ofendernos.

Toda la vida aprendiendo un lenguaje para que después de todo, cada uno tenga el suyo propio.

Estamos abocados a la incomprensión.

sábado, 1 de junio de 2013

Ayer fue viernes

La verdad es que la mayoría de los días no sé en que momento de la semana estoy. Eso es un logro.

Siempre quise no ser una persona encadenada a la rutina de una vida en stand by a la espera de la llegada del fin de semana. En realidad odio todos los cartelones de "por fin es viernes", son una oda a la vida, una magnificencia de lo miserable de la existencia fuera del sábado y domingo.


La vida debería ser una amante exigente, una dedicación de 24 horas al día, no de 48 horas a la semana.

Está claro que tenemos obligaciones, que elegimos dedicar cierto tiempo a tareas que no nos gustan tanto para poder disponer de poder adquisitivo para dedicar tiempo a otras cosas que nos apasionan más, pero de ahí a no vivir ni un 30% de nuestra semana, va un mundo.

Trabajamos para poder vivir, no vivimos para trabajar, no deberíamos vivir para trabajar, no viváis por y para el trabajo.

Levántate por las mañanas, o las tardes y piensa en una cosa, solo una cosa (al menos) que quieras hacer en ese día (que quieras, no que debas) y hazla. Compagínala con obligaciones, deberes y compromisos, pero esa cosa, por lo menos esa, y aunque solo sea esa, hazla.

Solo tienes una vida y nadie puede vivirla por ti. No lo olvides.