domingo, 2 de junio de 2013

El alma de las palabras

Un rico lenguaje, estructurado, interpretado, revisado, impreso y encuadernado, pero a pesar de ello dinámico.

Nadie, al menos sin una intención clara de ello, llama a una "pera" "casa". Todos sabemos como tiene que ser una pera y como una casa para que no sean conceptos intercambiables. Hasta ahí no suele haber dudas, el problema es cuando nos metemos en la abstracción.

Mil y una veces he terminado una discusión con la sensación de la absurdez de no habernos entendido. Hay palabras cuyo significado no es inamovible, hay palabras que significan cosas diferentes según quien las use o la intencionalidad que le ponga.

A veces el resultado es un discutir por discutir aunque no era eso lo que se pretendía, a pesar de que en un principio sintiéramos que teníamos motivos para molestarnos u ofendernos.

Toda la vida aprendiendo un lenguaje para que después de todo, cada uno tenga el suyo propio.

Estamos abocados a la incomprensión.

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