martes, 17 de diciembre de 2013

Me saben mal los malos despertares

Días buenos, malos, menos malos y geniales. Llevo un par de días malos, de esos que ni bien ni mal sino todo lo contrarío. Después de mucho reír vienen las agujetas y en eso estamos.

Ayer fue diferente, el día empezó más o menos igual, cambiando cama por sofá, fue salir de casa y mejorar, que dulce es el consuelo ageno, que reconfortante los abrazos en los que puedes perderte y escuchar el paso del tiempo. Ni tu, ni yo, ni nadie.

Y hoy, desde lejos te veo pasar, no quiero gritarte porque sé que no te puedes parar. Y estoy bien, no me pasa nada, y como no me pasa nada, estoy mal.

La vida me da la mano y le como el corazón. Necesito una servilleta para limpiarme la sangre.

Todo cambia cuando te quitas el pijama.


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