lunes, 15 de diciembre de 2014

El árbol mula



Hace mucho que no escribo, poco tenía que decir.

Y a pesar de que aún son pocas las palabras que se me escapan quiero hacerlo pues este silencio ya sólo ahoga mi voluntad. Así que en busca de la terquedad de las mulas escribo de nuevo, suave y apaciguado, camino recorrido y camino por recorrer. Tengo más canas, bastantes más, y ya los años me caen diferente, que los diablos nos hacemos sabios de meter niños en el horno.

Ahora que mis manos se han cansado de apretarme el cuello y puedo decir, quiero hacerlo. Vuelvo a vislumbrar luz al otro lado como la ven los que salen del culo de sus errores, hecho una mierda, sucio, digerido y descompuesto, humilde y boca abajo, pero dispuesto a abonar el terreno. Así que me pongo a caminar a los campos que siempre me cultivaron, incluso en medio del estómago de mi justo cadalso, allí donde maté y morí. Iré en busca de nada, de mí. De perdonarme regando, de las canas que me faltan. De cultivar un firme y enraizado árbol de dulces frutas digno de dar cobijo en el desierto y madera en el invierno donde descansar soñando que el camino me encuentra.

Un árbol mula.

1 comentario:

Sra.Oveja dijo...

¿Por qué caga un burro cuadrado teniendo el culo redondo?