miércoles, 27 de noviembre de 2013

Locura de llegada

Pues eso, locura de llegada.

Viaje largo, interminable, despedida cansada y fría. Nueva casa, por unos días, cómodo sofá que no tuve mucha ocasión de utilizar. Entrar, salir, salir y entrar.

Besos, abrazos, risas, cosas que debieron ocurrir antes o que tal vez no tenían que haber sucedido nunca, y sobre todo darse cuenta de que nada es para tanto.

Y una gran sensación de libertad.

Así me ha recibido Madrid después de tantos años, tres días de tregua antes de enfermarme, cosas que tienen que pasar antes o después.

Y ahora a aprender a vivir sola, después de tantos años, después de toda una vida, es casi una oportunidad para volver a empezar, ha dolido pero ya apenas escuece. Ha sido triste, pero ya no quedan lágrimas.

No hay comentarios: