" Dicen los catastrofistas que estamos perdidos y yo pienso en mi abuela, con algunos años a sus espaldas y plena convicción de haber sido del Opus si su clase económico social se lo hubiera permitido, afirmando que su biznieto sin bautizar, hijo de su nieta católica renegada y su por entonces no marido evangelista, era tan hijo de dios como cualquier otro y que quién era la iglesia para tacharlo de pecador original.
El mundo cambia, la gente cambia y ya que lo hacemos, que sea para mejor.
Los que vienen detrás de nosotros serán una generación más libre del yugo de la postguerra y ese será el primer paso de esa progenie revolucionaria. Hijos de pensadores, maestros y trabajadores honrados que vieron en sus padres la caída de una pirámide de hormigón, hermanos de los rural, ecológico y sostenible.
Una persona necesita toda una vida para cambiar, no seamos impacientes con la sociedad."

El otro día oía decir al que probablemente sea un gran pensador como tantos otros que si comes cebollas, cagarás cebollas, y como cagar tomates comiendo pimientos debe ser muy difícil démosle de comer al mundo lo mejor de nosotros.
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