lunes, 12 de enero de 2009

Una de bicicletas

En nuestro caminar habitual por la ciudad siempre ponemos atención en los portabicis y demás lugares en los que se dejan las mismas, por si alguna alma caritativa ya no quería la bici y la ha dejado a disposición de los viandantes, o lo que es más probable, algún estudiante desfasao, ha olvidado encadenarla.

El caso es que estas Navidades, dando un paseo un día cualquiera por las vacías calles de Pisa, nos encontramos una bici sin cadena. Tenia las ruedas en el mejor de los casos desinfladas y en el peor pinchadas, pero siempre seria más barato comprar una cámara que una bici. Y entre que si y que no al final nos la llevamos a casa.

Y como los restos son para los últimos en marcharse, un par de días después, cuando como algo fuera de lo habitual, nuestras intenciones de salir a tomar algo no se quedaron solo en intenciones, nos encontramos otra bici, en un lugar mucho más visible que la anterior, pero en las mismas condiciones.

Ahora somos los propietarios de dos bicis con las ruedas desinfladas y de un rosa a cada cual más pastel, pero oye, que les funcionan los frenos y eso es más de lo que pueden decir la mitad de los pisanos. Así que a ver si algún viernes nos animamos a echarle morro y vamos a la Rebeldia, una especie de centro ocupa donde se hacen actividades, entre ellas arreglar bicis si te haces el español majete.

1 comentario:

Anónimo dijo...

que vais ha hacer con las bicis cuando volvais? os dara pena dejarlas y en casa no las queremos, a parte del gasto de equipaje del avión jejeje... besos mama