viernes, 7 de octubre de 2016

Desorientación de alcoba

Tumbado en la cama, estiro el brazo, giro la muñeca, me miro la palma.


Entre los dedos hay una silla, en una esquina.


El respaldo a unos 15cm de la pared y el lado derecho de la misma algo más cerca de la otra.


La silla mira a otra silla a un metro y medio.


Tiene una postura increíblemente simétrica y a la vez desconcertantemente diferente.


Equidistante a ambas, una puerta. Semiabierta, parcialmente cerrada, conceptos.


Cambio de tercio, una mesilla, y sin mirar se que hay al menos tres trozos de papel excesivamente moqueados, un blister con pastillas empezado por ambos extremos, dos libros a medio leer, un bote de aceite, uno de crema, una botella de agua. Después de mirar he de añadir un rollo de papel higiénico, un vaso de te, una caja de agujas y por supuesto una lámpara.


En una silla no hay nada, en la otra no cabe nada más. En realidad estoy exagerando.


Si miro al frente, lo que estoy escribiendo.


Cada cosa en su sitio.

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