miércoles, 21 de diciembre de 2016
domingo, 11 de diciembre de 2016
Filamentos incandescentes
En la cama no hacía frío, incluso se hubiera estado a gusto si no fuera por lo que era.
Bajo las sábanas un montón de brazos y piernas sin sentido.
Él miraba fijamente al techo. La luz estaba apagada, la habitación se iluminaba por una pequeña lámpara que había en un lateral.
No podía despegar sus ojos de los finos filamentos de la bombilla, tan delicados y sin embargo capaces de iluminar toda una estancia solo con accionar un interruptor.
Qué efímera era la vida y como se le atragantaba.
miércoles, 7 de diciembre de 2016
Nepal: Circuito del Annapurna (III), Puentes Tibetanos
De vuelta en Pokhara fuímos al museo internacional del alpinismo, muy interesante todo sea dicho, y en él los puentes tenían su pequeño apartado con todas las variantes posibles y pequeñas réplicas a escala. Es una pena que no tuvieran fotos del proceso de construcción ni tampoco explicaciones al respecto porque a día de hoy sigo con suposiciones y teorías.
Arriba a la derecha! |
Sólo uno en todo el camino estaba destruido y justo al lado otro lo flanqueaba, remarcando la importancia y el cuidado que en Nepal se les da a estas obras de arte, que de uno a otro lado del país se les ve conectando pueblos recónditos. Allí donde las pésimas carreteras ni se atrevían a acercarse un puente tibetano daba paso a los porteadores y las caravanas de mulas como si del medievo se tratara.
sábado, 3 de diciembre de 2016
Nepal: Circuito del Annapurna (II), Localización
Recorrido |
El circuito del Annapurna es uno de los treks más famosos del mundo, y uno de los dos más conocidos en Nepal, compitiendo en fama con el trek del Campo Base del Everest. Sin haber hecho el acceso al pico más grande del mundo los comentarios de los locales y guías con los que hablamos coincidían en que el del Annapurna era el más bonito entre los treks de Nepal. Discurre por rutas mucho más frondosas en vegetación y discurre al lado de la montaña prácticamente en todo el recorrido.
A pesar de conocerse como circuito no se empieza y acaba en el mismo punto. Para hacernos una idea sencilla nos podemos imaginar un rectángulo tumbado con los lados largos arriba y abajo. Se inicia en la esquina sureste, abajo a la derecha, y se termina en la esquina suroeste. El lado inferior no está incluido en el circuito, aunque se puede recorrer parte de él si se quiere hacer otro de los recorridos famosos de Nepal, el ABC (Annapurna Base Camp). Esta rectángulo es por supuesto mucho más irregular, pero da una idea rápida del recorrido.
Y esta forma viene dada por los Annapurnas, que no es más que un macizo enorme con muchos picos, de unos 50km de este a oeste y la mitad o menos de norte a sur. En la ladera norte la montaña cae directamente al valle, mientras que en la ladera sur se crean varios circos con salida hacia Pokhara, a uno de los cuales hay que acceder para alcanzar el campo base del Annapurna en su ruta de acceso por el sur.
Perfil |
Wikipedia |
Durante el recorrido se pueden ver otras montañas, pero las que destacan son otros dos ochomiles. El primero es el Manaslu (Manasluuuuu, Manasluuuuu --- Pronúnciese como Adam Weeeest, Adam Weeeest), la sexta montaña más alta del mundo que se puede ver al este del recorrido. La segunda es el Daulaghiri, al oeste, también de ocho mil metros, y que personalmente fue un espectáculo ver mientras amanecía desde Muktinath, donde acabó nuestra caminata.
Aunque sea un poco coñazo entiendo que era necesario localizarnos para que luego fuera más sencillo ajustarse a las historias que irán saliendo. Discúlpenme el aburrimiento.
martes, 29 de noviembre de 2016
Nepal: Circuito del Annapurna (I)
Hay muchas cosas que me han impresionado del trek. El haber pasado por diferentes paisajes ha sido una de ellas. Comenzamos entre campos de arroz y al ir subiendo atravesábamos jungla, bosque, desierto y al final pura montaña. El río y sus característicos puentes tibetanos nos acompañaron hasta casi los cuatro míl metros. Y por supuesto los Annapurnas dominaron las vistas a partir del tercer día.
La vegetación cambió de estar plagada de matorrales y árboles que hacían literalmente imposible salirse del camino, entre los cuales he de admitir que sólo reconocí el platanero, a convertirse en un bosque de abetos y pinos mucho más familiar. A partir de los 4500 ya nada crecía a pesar de que el agua seguía descendiendo por las laderas en pequeños riachuelos prácticamente congelados.
Curiosamente el camino comenzó con laderas escarpadas y a medida que íbamos subiendo, a pesar de acercarnos más a los picos nevados, los valles empezaban a perder profundidad y ganar en amplitud, quizá por el símple efecto de la fuerza de los ríos en cotas bajas, aunque es pura suposición.
Pero la guinda del pastel fueron los Annapurnas, al principio irreales, como pintados en un descomunal póster azulado y difuminado detrás de verdes montañas ya de por sí gigantescas. Para el quinto día estabamos pisándo una de sus laderas con la extraña sensación de que uno podía seguir subiendo sin mayor dificultad hasta hacer cima, a pesar de que a aquella barbaridad había que mirarla con la coronilla pegada al cogote. Era difícil darse cuenta que eran cinco los kilómetros que había por encima tu cabeza.
Caperucita Feroz
Hello!
Hola mi amor yo soy el lobo
Quiero tenerte cerca para oírte mejor
Hola mi amor soy yo tu lobo
Quiero tenerte cerca para verte mejor
Hola mi amor yo soy el lobo
Quiero tenerte cerca para oírte mejor
Hola mi amor soy yo tu lobo
Quiero tenerte cerca para verte mejor
Si con tus garras me quisieras tu abrazar
Si con tus dientes me quisieras tu besar
Hola mi amor yo soy el lobo
Quiero tenerte cerca para hablarte mejor
Hola mi amor soy yo tu lobo
Quiero tenerte cerca para olerte mejor
Hola mi amor yo soy el lobo
Quiero tenerte cerca para hablarte mejor
Hola mi amor soy yo tu lobo
Quiero tenerte cerca para olerte mejor
Yo lo que quiero es tu cuerpo tan brutal
Y lo que adoro es tu fuerza de animal
Si con tus garras me quisieras tu abrazar
Si con tus dientes me quisieras tu besar
Hola mi amor yo soy el lobo
Te he comprado un anillo, un pastel y un yoyo
Hola mi amor soy yo tu lobo
quiero bailar contigo un lindo rock & roll
Hola mi amor yo soy el lobo
Te he comprado un anillo, un pastel y un yoyo
Hola mi amor soy yo tu lobo
quiero bailar contigo un lindo rock & roll
Yo solo quiero una noche sin final
En la que ambos nos podamos devorar
domingo, 27 de noviembre de 2016
29 horas de vuelo
sábado, 26 de noviembre de 2016
La espiral del circulo
Que la vida sea una espiral en la que las historias se repiten cambiando el espacio y el tiempo, o si lo preferís, el momento y el lugar, es algo hasta poético.
Pero cuando se trata de un circulo que te rodea y gira constantemente no puedes más que como mínimo marearte.
Y allí estaba otra vez, imposible saber en que vuelta del círculo ya que todas eran iguales, pero con la consapiencia de saber que ya había estado allí antes. Como cuando visitas un lugar de la infancia que en tu recuerdo estaba almacenado como un sueño, pero sin necesidad de retroceder tanto.
Hoy debía ser un gran día, pero no lo era, sabía que terminaría la jornada rascando la misma puerta y eso no iba a dejarle disfrutar.
Solo le apetecía una copa de vino sin fondo y llorar.
miércoles, 23 de noviembre de 2016
El firuu de Takk
(...) En cambio, Takk estaba concentrado en las cuestiones prácticas de comer humanos: que solían venir con un montón d componentes indigeribles, como reloje, comunicadores, cremallera de plástico, hebilla de metal y, ocasionalmente, cosas que no conocías hasta que te habías comido a alguien. Aquel ranchero de ovejas, por ejemplo, tenia unos clavos y tornillos de metal dentro; Acuña le dijo que algunos humanos se hacían atornillar los huesos rotos en su sitio en vez de arreglaros con una sesión de Curarrápida. Era una cuestión de precio. Todo lo que Takk sabia era que se le clavaban yerran incómodos (...)
El sueño del androide de John Scalzi
viernes, 18 de noviembre de 2016
Esperando
No es que se hubiera puesto sus mejores galas, pero lo había intentado.
Estaba muy cansada pero creyó ser capaz de arreglarse y salir un rato como lo hacía antes.
A veces no se daba cuenta de que el tiempo hace estragos.
Allí estaba sentada, arqueando los pies hacia afuera de tal forma que sus tacones parecian los que se pone una niña pequeña para jugar cuando su madre no la mira.
Y así pasaba el tiempo, últimamente tenia muchos momentos de esos para no pensar realmente en nada, como mucho tararear la misma estrofa de una canción que un día se supo pero que ya no recordaba. Una y otra vez.
Siempre lo mismo pero sin duda diferente.
jueves, 17 de noviembre de 2016
Como un lobo estepario
miércoles, 16 de noviembre de 2016
Perro verde mal que pese
Ya verás, ya cambiarás, ya querrás... pero sigo colgado del jirón de un sueño, con esa sensación de haberme equivocado hace muchos años en alguna de las intersecciones elegidas, pero sabiendo que lo volvería a hacer.
Demasiadas responsabilidades para ser poeta, demasiado soñadora para dejar de serlo, perdida en el teatro de los sueños.
Echo de menos la música.
viernes, 11 de noviembre de 2016
Ni de adultos ni de niños
jueves, 27 de octubre de 2016
miércoles, 26 de octubre de 2016
Pfffffffff
Mañana a estas horas estaré en dirección al aeropuerto de Valencia para hacer un viaje que he soñado toda mi vida. Desde el momento que me lo plantearon he hecho todo lo posible para poder estar allí, y cuando no he podido me han ayudado de manera inimaginable. Las cordillera más alta del mundo está a sólo unos días de que pise sus laderas.
Y sin embargo no estoy nervioso. Nada nervioso. Por algún motivo que no sé si desconozco o quiero desconocer hoy es una mañana más, otro día más. Parezco Reco, tumbado aquí a mi lado, dormido y ajeno a lo que está por venir, a lo que en cierta manera sucede.
Hace tiempo que he pretendido desterrar el pesimismo de las palabras en este blog. Sentía que ya no tenía derecho a tenerlo. Ni al pesimismo ni a la tristeza. No hay derechos en la escena del crímen para quien empuña el arma. Hoy no sé muy bien porqué no puedo evitarlo.
Desde que hace unos días cerré la casa y me vine para Alcoy he pensado en realizar el típico posteo de bitácora, preparaciones para Nepal, equipo, papeles, dinero que cuesta, zonas que visitar.... Pero no he tenido fuerzas. Fuerza no es la palabra. No sé cuál es. Motivación quizá. Si dijera que no me hace ilusión irme me creerías? No es que me disguste, o que no quiera irme, es que por algún motivo siento que los sueños ya no forman parte de mi mundo, que los desterré, que no tengo ya ninguno por cumplir porque ya los cumplí y en uno de esos terrores nocturnos me desperté y ahora no puedo volver a dormir, como si fuera el prota de "El maquinista".
No debería escribir estas cosas. Es una ventana abierta a demasiados. Principalmente a la que eres hoy.
He ido poco a poco introduciendo el tú en estas diatribas. Como si de alguna manera te hayas convertido en mi piedra con cara en esta isla desierta. Hablar con sutilezas es inútil cuando ya no hay nadie que escuche. Y supongo que debe ser un proceso del todo natural en cualquier náufrago, quizá de alguna manera es exactamente el mismo sentido.
Este es el problema cuando no se sabe qué escribir. Demasiado vómito.
Tal vez haya mentido y sepa qué he estado queriendo escribir todos estos días, pero cuando me he sentado sólo ha sido porque quería hacerlo porque se me acababan los minutos para hacerlo y no conocía aún las palabras. Una pregunta ¿cómo vacío un mueble lleno? sobre todo si el mueble no es el mío.
Y la respuesta la conozco aunque sufra al conocerla. No puedo. No puedo.
No puedo borrar el pasado porque ya se fué. Y el tiempo se llena de cosas y no hay manos que entren en ese armario. Y no importa que sepa que esta estación, este arbol y este camino sea el mío toda mi vida. Aunque sea más consciente de esa realidad que del hecho de que me voy mañana de viaje eso no cambiará el hecho de que te abandoné y que un armario se llenó de muchísimas cosas, más de las que jamás podré soportar haber metido.
Pero este es mi camino, este es mi árbol, esta mi estación, así que te pediré una última cosa. Lo último que puedo intentar para decirte que te amo. Vete. Olvídame. No vuelvas aquí. No vuelvas a escribir. No vuelvas a leer. Bórrame. Hazme desaparecer. Quema todo lo que te recuerda a mí, mis fotos, mis correos, los libros que te regalé, los enanos en las setas. Olvida que una vez fuimos perfectos. De verdad. Te lo pido de verdad. Siento una enorme realidad y es que ya sólo soy un muy pesado lastre para tu felicidad de hoy. Noto las heridas que te hice, que siguen sangrando y me duelen más que las mías. Sé feliz por favor. Si lo único bueno que tuvo dejarte fue que encontraras una mejor vida tenla por favor. Nadie como yo sabe que te la mereces. Yo perdí todos mis sueños, pero rezo porque tú los cumplas.
¿Cómo se vacía un armario lleno? No se puede. No podemos. Así que ciérralo con llave y olvídalo. Esa es mi última esperanza, mi última apuesta: haz todo lo que puedas por no volver jamás.
... mi esperanza? que cuando todos tus pasos te hayan alejado de mí, cuando ya nada quede, sientas una clara y limpia ilusión por abrir de nuevo este armario, y cuando lo hagas descubras espacio, baldas y baldas enteras listas para ser usadas. Descubras bajo este árbol, más viejo y más canoso, a aquél que debió ser pero no fué.
Un milagro
Fdo. Un calamar, un limón, un corazón
martes, 25 de octubre de 2016
Lágrimas de otoño
jueves, 20 de octubre de 2016
Tren hacia ningún porque
Las horas iban pasando y la sensación de estar huyendo de algo invadía su cuerpo. Se mezclaba con una parte de nostalgia y otra de miedo a lo desconocido, aunque en realidad todo estaba igual que siempre.
Perdido en unos pensamientos nada concretos, observaba en la ventanilla el reflejo de unos ojos que comenzaban a desbordarse en lágrimas.
Un grito de "Hay algún médico presente" le sacó de su aislamiento entre algarrobos difusos, se levantó y corrió hacia el primer vagón donde permaneció el resto del viaje.
Para entonces todo era un sueño, una bruma, unas reflexiones que iban de ninguna parte hacia ningún lugar.
Otro capítulo que terminaba como el anterior.
viernes, 14 de octubre de 2016
Cómo usar un globo elevador
De entre los residuos que se encontraron, cabe destacar una escalera de unos dos metros de longitud, menos mal que llevábamos un globo elevador por si acaso.
En este vídeo podéis ver como se usa:
- Amarrar correctamente el objeto a elevar
- Comprobar que las válvulas del globo estén cerradas
- Añadir aire al globo controladamente con una fuente de aire alternativa, para ello evitaremos el flujo continuo intentando no colocar la boquilla en posición vertical.
-Conseguir dar al objeto flotabilidad neutra, y desplazarlo bajo el agua.
-Por ultimo, y is fuera necesario, ir liberando el exceso de aire por la válvula para evitar flotabilidad positiva.
domingo, 9 de octubre de 2016
Estrujar un trapo mojado en el espacio
¿Qué pasa cuando escurres un trapo mojado sin gravedad?
viernes, 7 de octubre de 2016
Desorientación de alcoba
Entre los dedos hay una silla, en una esquina.
El respaldo a unos 15cm de la pared y el lado derecho de la misma algo más cerca de la otra.
La silla mira a otra silla a un metro y medio.
Tiene una postura increíblemente simétrica y a la vez desconcertantemente diferente.
Equidistante a ambas, una puerta. Semiabierta, parcialmente cerrada, conceptos.
Cambio de tercio, una mesilla, y sin mirar se que hay al menos tres trozos de papel excesivamente moqueados, un blister con pastillas empezado por ambos extremos, dos libros a medio leer, un bote de aceite, uno de crema, una botella de agua. Después de mirar he de añadir un rollo de papel higiénico, un vaso de te, una caja de agujas y por supuesto una lámpara.
En una silla no hay nada, en la otra no cabe nada más. En realidad estoy exagerando.
Si miro al frente, lo que estoy escribiendo.
Cada cosa en su sitio.
jueves, 6 de octubre de 2016
Vacaciones
En realidad, qué palabra tan fea para un concepto tan agradable.
La temporada se alarga, con ella las distancias, las ausencias y los pensamientos que me hacen cuestionarme la forma en que vivo la vida.
He disfrutado de unos breves días de vacaciones, me he dado cuenta que necesito casi tanto tiempo para desconectar como para reconectar, lo que se traduce en apenas unos días de tranquilidad.
Tiempos raros, llenos de decisiones aplazadas, un montón de pensamientos que se quedaron colgados entre las ramas de cada árbol que ví a través de la ventanilla del autobús de camino a donde quiera que me encuentra ahora.
Supongo que al final este tipo de vida termina por cansarme, y solo espero de el que pase rápido otra temporada, pero se alarga.
viernes, 30 de septiembre de 2016
Dos botas
Y me hago mayor. He llegado a darme cuenta de muchas cosas, seguro que ninguna es cierta, pero qué más da, tengo unos años, a quién le importa ya, a nadie. Una de ellas es mi penitencia, otra mi redención. ¿Las quieres oír? Te vas a reír, te lo aviso. Tan unipersonal como absurda, tan simple... Si te empeñas en seguir aquí la tienes:
Abandonar. Todo lo que he hecho. Abandonar. Renegar de las dificultades, apartarme de ellas cual necio disfrazado de ciego. Perderme por caminos aledaños colmado de pereza, ira y celos con un sofá pegado al culo, la traición cotidiana por invisible bandera y la deshorna canalla como espada justiciera. Caminar hasta que el ruido no suene, los ojos no miren y nadie se entere cuando me quite la máscara y el agua me refleje esta mirada torcida, estas podridas venas.
Palabras
Abandonar. Fracaso. Rotundo, sincero y verdadero. Cada desvío dibujó el perfil de mi alma y tiempo hace que quedé retratado.
¿Y ahora? Ahora el camino es incierto, penitente. Ya sólo quedan dos caminos, absurdo. Uno es el que sale de este oscuro y seco bosque, y se aleja por caminos aledaños que se pierden en profundas grietas a través de las montañas, allí donde el olor de mis huesos no llega a la superficie y este atizador sol sólo llega unos pocos minutos al día. Este camino es conocido, ya lo han trillado mis pies multitud de veces, por otros parajes, pero lo reconocería en cualquiera de sus pasos. Lleva a pantanos redentores donde te puedes limpiar y volver a caminar con otra capa, otra máscara y un precioso maquillaje te dibuje una sonrisa en esa mueca, sin que nadie te mire, ni oiga ni sepa.
El otro... el otro no es otro. El otro es sólo algo de tierra hundida por mis pasos que, al lado de esta estación abandonada, rodea un árbol de más de una rama rota y pequeñas hojas verdes con secas puntas marrones, de raíces que parecen enfermas y frágiles, y con un anillo limado en el centro por el deslizar de una correa que lleva escrito "Direcciones para la redención: continúe dando vueltas, no se desvíe, no tiene pérdida. (En caso de duda coja esta correa y déjese guiar)".
Tenía una amiga que divertida me acompañaba, jugaba conmigo y me prometía un beso si la alcanzaba, y yo giraba y giraba con la ilusión del enamorado en el tiovivo, que subido a su caballo simula perseguir una mirada, un pelo azabache, una sonrisa que jamás se acerca. Yo reía y lloraba según sus palabras me endulzaban y sus silencios ahogaban. Pero poco a poco dejó de correr y saltar y sonreír y suspirar. La sigo oyendo entre los árboles cual duende, pero ya no juega conmigo, pues sabe que aunque me encantaría dejarme convencer por sus susurros comprende el blanco de mi pelo , y sus palabras dejaron de ser veraces. Ahora ya no jugamos, simplemente la invito un rato, charlamos de las estrellas, de los recuerdos, de los ríos los mares y los océanos, de esta correa y del camino que queda, paseamos dulcemente alrededor del tronco sin decir nada, sólo por pura compañía, y cuando la noche está ya cerrada le recuerdo que es tarde y que ha de marcharse hasta mañana.
Y aquí estoy. Mi redención es no abandonar, mi penitencia es no abandonar. Aunque sepa que es inútil, aunque todos crean que es inútil, no lo es para mí. Porque esa es la meta, esa es la redención: si puedo seguir un camino infinito sin abandonar, puedo encontrar a la persona que debí pero no supe ser. Y quizá cuando los molinos caigan bajo mi lanza y llegue allí donde la serpiente se muerde la cola, en el punto donde se acaba el universo, quizá me espere con una sonrisa y los brazos abiertos aquella que insensato abandoné en el camino.
Y ya me hago viejo, y ya no me importa reconocer, que amor es lo que siento, aunque ya nadie lo vaya a entender.
Dos botas
Y me hago mayor. He llegado a darme cuenta de muchas cosas, seguro que ninguna es cierta, pero qué más da, tengo unos años, a quién le importa ya, a nadie. Una de ellas es mi penitencia, otra mi redención. ¿Las quieres oír? Te vas a reír, te lo aviso. Tan unipersonal como absurda, tan simple... Si te empeñas en seguir aquí la tienes:
Abandonar. Todo lo que he hecho. Abandonar. Renegar de las dificultades, apartarme de ellas cual necio disfrazado de ciego. Perderme por caminos aledaños colmado de pereza, ira y celos con un sofá pegado al culo, la traición cotidiana por invisible bandera y la deshorna canalla como espada justiciera. Caminar hasta que el ruido no suene, los ojos no miren y nadie se entere cuando me quite la máscara y el agua me refleje esta mirada torcida, estas podridas venas.
Palabras
Abandonar. Fracaso. Rotundo, sincero y verdadero. Cada desvío dibujó el perfil de mi alma y tiempo hace que quedé retratado.
¿Y ahora? Ahora el camino es incierto, penitente. Ya sólo quedan dos caminos, absurdo. Uno es el que sale de este oscuro y seco bosque, y se aleja por caminos aledaños que se pierden en profundas grietas a través de las montañas, allí donde el olor de mis huesos no llega a la superficie y este atizador sol sólo llega unos pocos minutos al día. Este camino es conocido, ya lo han trillado mis pies multitud de veces, por otros parajes, pero lo reconocería en cualquiera de sus pasos. Lleva a pantanos redentores donde te puedes limpiar y volver a caminar con otra capa, otra máscara y un precioso maquillaje te dibuje una sonrisa en esa mueca, sin que nadie te mire, ni oiga ni sepa.
El otro... el otro no es otro. El otro es sólo algo de tierra hundida por mis pasos que, al lado de esta estación abandonada, rodea un árbol de más de una rama rota y pequeñas hojas verdes con secas puntas marrones, de raíces que parecen enfermas y frágiles, y con un anillo limado en el centro por el deslizar de una correa que lleva escrito "Direcciones para la redención: continúe dando vueltas, no se desvíe, no tiene pérdida. (En caso de duda coja esta correa y déjese guiar)".
Tenía una amiga que divertida me acompañaba, jugaba conmigo y me prometía un beso si la alcanzaba, y yo giraba y giraba con la ilusión del enamorado en el tiovivo, que subido a su caballo simula perseguir una mirada, un pelo azabache, una sonrisa que jamás se acerca. Yo reía y lloraba según sus palabras me endulzaban y sus silencios ahogaban. Pero poco a poco dejó de correr y saltar y sonreír y suspirar. La sigo oyendo entre los árboles cual duende, pero ya no juega conmigo, pues sabe que aunque me encantaría dejarme convencer por sus susurros comprende el blanco de mi pelo , y sus palabras dejaron de ser veraces. Ahora ya no jugamos, simplemente la invito un rato, charlamos de las estrellas, de los recuerdos, de los ríos los mares y los océanos, de esta correa y del camino que queda, paseamos dulcemente alrededor del tronco sin decir nada, sólo por pura compañía, y cuando la noche está ya cerrada le recuerdo que es tarde y que ha de marcharse hasta la próxima.
Y aquí estoy. Mi redención es no abandonar, mi penitencia es no abandonar. Aunque sepa que es inútil, aunque todos crean que es inútil, no lo es para mí. Porque esa es la meta, esa es la redención: si puedo seguir un camino infinito sin abandonar, puedo encontrar a la persona que debí pero no supe ser. Y quizá cuando los molinos caigan bajo mi lanza y llegue allí donde la serpiente se muerde la cola, en el punto donde se acaba el universo, quizá me espere con una sonrisa y los brazos abiertos aquella que insensato abandoné en el camino.
Y ya me hago viejo, y ya no me importa reconocer, que amor es lo que siento, aunque ya nadie lo vaya a entender.
martes, 19 de julio de 2016
Mancha sobre el blanco
Veo mis pies descalzos al final de una cama que hace ya casi una semana que no hago. Levanto la mirada y llama mi atención el interruptor de la luz, más allá de mi misma.
Todas las noches me lo quedo mirando, bueno, casi todas, si me tumbo un poco más hacia la izquierda lo que llama mi atención es el picaporte de la puerta.
Miro el interruptor, impasible sobre la pared, creando su propia sombra.
Justo al lado, hay una pequeña mancha y cada noche me pregunto de que se trata. Y cada mañana lo vuelvo a olvidar.
Como la vida misma.
domingo, 12 de junio de 2016
Culo Carpeta
En esta ocasión soy yo la que estoy viajando, a verle justamente a él para más inri, y he de decir que aunque nunca podría explicar esa fusión entre culo y carpeta, estoy culo carpeta. Supongo que es algo que hay que vivir.
Qué largos se me hacen los viajes cuando no me puedo dormir, pero no puedo quejarme porque he estado a punto de quedarme en tierra y eso si que hubiese sido un inconveniente.
Huele a jamón con tomate, lo que no esta nada mal teniendo en cuenta que voy al lado del baño...
sábado, 11 de junio de 2016
miércoles, 1 de junio de 2016
miércoles, 25 de mayo de 2016
Finales que no terminan de acabar
Me ha contado algo que he estado mascando durante el día y que ahora veo que me ha dejado más huella de lo que hubiese pensado.
Me ha contado el final de una historia que en realidad nada tiene que ver ya conmigo, pero que me ha hecho pensar.
Me he sentido como si las ruinas de una casa que perdió sus muros de carga pero que aun conserva restos de su estructura, se hubieran estremecido nuevamente. Como si a pesar de que ya no queda nada en pie, siguieran cayendo cascotes.
Supongo que una historia nunca termina de acabar, solo la cortamos en el punto exacto donde nos cansamos de relatarla.
Hoy me he sentido como si hubiese perdido algo.
Hoy y Me.
jueves, 19 de mayo de 2016
Minuteros que duran años
Qué lento pasa el tiempo cuando los segundos son pesados...
martes, 10 de mayo de 2016
Terremotos en España
lunes, 9 de mayo de 2016
Windyty: Otra forma de ver la meteo
viernes, 6 de mayo de 2016
jueves, 5 de mayo de 2016
Marea de Marea
sábado, 16 de abril de 2016
Black methal simpaticote 2.0
Toxic de TrollfesT
Buen domingo a todos los que como yo hoy tenéis que currar ;)
viernes, 15 de abril de 2016
jueves, 14 de abril de 2016
domingo, 10 de abril de 2016
sábado, 9 de abril de 2016
viernes, 8 de abril de 2016
miércoles, 6 de abril de 2016
La huella de unos pies ensangrentados sobre la roca dura
Una vela con un poema grabado, algo eterno sobre lo más puramente efímero, y es que siempre me han gustado las ironías de la vida.
domingo, 3 de abril de 2016
¡¡¡Vivan los cagaburetes!!!
sábado, 2 de abril de 2016
viernes, 1 de abril de 2016
Así que suerte a los premiados, enhorabuena, mi más sincera felicitación. A los que lo consiguieron acabar y a los que lo dejaron por imposible para cambiarlas por una cura.
A mí me queda resolverlo. Sea lo que sea encajaré todas las piezas y miraré el dibujo final. Puede que allí dentro se esconda el botón que le dió pausa a mi tiempo, tal vez las perdidas piezas del otro puzzle en que se convirtió esto que no está, tal vez un descanso final o una muda nueva.
Regalo ojos y oídos
ya nada importa
jueves, 31 de marzo de 2016
Incluso llovió de abajo a arriba
domingo, 13 de marzo de 2016
De mayor quiero ser ceniza
Mis grandes obras serán anónimas, ningún libro llevará mi firma, ningún niño mi apellido y ninguno de los arboles que planté un cartel con mi nombre.
Solo ceniza que se llevará el viento.
¿Qué tienes? ¿qué eres? ¿qué quieres? ¿cómo vas y de dónde vienes?
Solo ceniza que se lleve el viento.
domingo, 28 de febrero de 2016
Rumanía: De Málaga a Sinaia
No sé muy bien cómo surgió, pero llegamos hasta la página de Blue Air, una compañía Low Cost rumana, que ofrecía vuelos de ida y vuelta por 65€ a Bucarest. Miramos un par de alojamientos en un par de ciudades y nos pareció que podríamos conseguir alojamiento barato por unos 65 leis el día, lo cual, con el cambio a 4,5 leis por euro, lo dejaba a algo menos de 15€ la noche a dividir por dos personas. Los vuelos nos cuadraban para estar siete días, así que haciendo un simple cálculo el viaje, yendo de gitanillos, nos podía salir entre 150 y 200 euros inlcuyendo todo. Cierto es que hoy en día, y con el trabajo que me gasto, 200 euros son una suma a tener en cuenta, pero me apetecía mucho viajar. Si se le añade que iba acompañado de alguien que hablaba el idioma la decisión era bastante obvia. Así que planeamos el viaje para salir desde Málaga hacia Bucarest, pasar por Sinaia, Brasov y Bran y de vuelta a Bucarest para coger el vuelo de regreso. Siete días.
No sé cuánto me puedo liar aquí a contar ni qué interés puede tener. Pasaré de puntillas por algunos detalles que puedo considerar menos interesantes y alargaré otros más llamativos. Pero no quiero dejar de mencionar la dificultad que nos surgió para concretar el alojamiento. Reservar a través de booking o páginas similares aumentaba considerablemente el precio de la estancia, y buscar a través de inernet, esencialmente en la página de alojamiento turístico rumana Carta, nos llevaba a la situación de tener que llamar repetidamente a Rumanía por teléfono con el consiguiente coste timofónico (y nunca mejor dicho porque la mayoría de compañías rumanas ofrecen tarifas planas todo incluido, incluyendo llamadas al extranjero, por precios irrisorios). Afortunadamente conseguimos que nos echaran una mano desde el propio país para que nos gestionaran el trámite.
Ok, al lío. Salimos desde Málaga, como ya he dicho, y el vuelo fue... entretenido. No hay nada como que te amenacen desde el mismo día de hacer la reserva que tu acompañante tiene pánico a volar. Y símplemente no te lo crees mucho "Buah, lo pasará mal... pero ya, si sólo son tres horas y pico....". Pero cuando ves que su médico le receta diazepam para el vuelo, que faltan unas horas y está taquicárdica... a pesar de las pastillas, y que le caen lagrimones entre medio sonrisas drogaínicas mientras te dice "no sé cómo me he liado para hacer esto" aquello coge tintes de buzo en pánico. El vuelo en sí.... divertido...
Llegamos a Bucarest pasada la 1 de la mañana. Con la idea de ahorrarnos una noche de alojamiento habíamos decidido coger el primer tren de la mañana en Bucarest, creo que era a las 8, hacia Sinaia. Así que nos tocó esperar 5 horas en un aeropuerto vacío. Y como había poco que hacer decidimos comprar un par de cafés, una botella de agua pequeña y un paquete de tabaco por 75 leis. Y la primera en la frente, la primera que luego nos iría doliendo más y más a lo largo de los días. 75 leis puede parecer poco, haciéndo el cálculo mental unos 17 euros. 17 eurazos. ¿Y porqué los pagamos? Uno aquí en casa piensa que fácilmente se hace una simple cuenta y decides no pagar porque es mucho. Pero cuando estás allí, con dinero que nunca habías visto en tu vida en la mano, recién bajado de cuatro horas de vuelo, con precios que no reconoces y con ganas de sentarte a tomar un café porque te queda una larga noche por delante, la verdad es que no lo piensas demasiado. Aunque poco a poco, a medida que te vas tomando el café y echando el primer cigarro ya aquello lo empiezas a remover y se te empieza a atragantar, pero a esas alturas ya poco queda por hacer más que sentirse turista. A medida que los días pasaban y cenábamos en restaurantes por 65 leis quedaba cristalina tu estupidez y tu novatada.
Pasada la penosa noche en el aeropuerto, cogimos un taxi a la estación de trenes en el centro de bucarest, a unos 20km. Taxi, sí. Nos costó unos 5 euros el trayecto, y para ser la primera vez en Rumanía creo que merece la pena. Por la experiencia que hemos tenido creo que las estaciones de autobuses y de trenes de las ciudades grandes son espacios con cierto aire de inseguridad en Rumanía. Incluso en la estación central de Bucarest nos encontramos en el par de veces que lo transitamos gente con bastante mala pinta entre el bullicio habitual de una ciudad cosmopolita. De hecho ya nos habían avisado de que tuviéramos cuidado allí. Así que estando el taxi realmente barato y sin conocer demasiado el lugar no nos lo pensamos mucho. Nos subimos a uno de los oficiales que tenía el precio por kilómetro marcado en el exterior y tras adelantar por izquierda y por derecha al incauto que se atreviera a ponerse en el camino de nuestro taxista, llegamos muy, pero que muy rápidos a la estación.
A pesar de decir que había gente evitable en la estación, la mayorá de los que la poblaba era en general de lo más normal, y por normal me refiero a mi concepto de europeo, sea eso normal o no. Señores trajeados para ir a trabajar, mujeres emperifolladas en sus joyas bolsos y maquillajes, gente jóven de camino a sus estudios, otros con maletas de viaje, algunos vestidos cláramente con intención de ir a la nieve, con ropa de marca que está fuera de mi alcance y su delatora tabla de snow... Lo que viene siendo un trajín normal de cualquier lugar occidental a las siete y poco de la mañana en la estación central del país. Los únicos personajes que me llamaron la atención fueron los propios empleados de la estación, vestidos como mi mente se había imagido al tópico comunista, con sus gabardinas de colores apagados y sus gorros cosacos, oscuros o rojos.
Dentro del mismo recinto multitud de tiendas y quioscos coloreaban el ambiente. La mayoría eran una mezcla de panadería y bollería, sin recinto interior al que acceder, que vendían directamente a través de una ventanilla productos dulces y salados que los locales compraban sin cesar. Ojalá hubiera probado el repertorio completo, porque casi todas las empanadas, buñuelos, cruasanes, y demás delicias que no tienen semjanza con nada de aquí,
y que fuí probando en los variados locales a lo largo y ancho del país estaban espectacularmente buenos y absurdamente baratos. Con algo en el estómago y un café por un par de leis nos dedicamos a curiosear el resto de tiendas de periódicos, suvenires, bares, comercios de transporte y hasta nos dió tiempo de ir al baño del McDonalds del tío Sam que ocupaba el local más grande y más centrado de la estación.
Una vez hecho el curioseo de turno nos recogimos en los asientos de plástico del andén y esperamos a que el tren llegara, aprovechando para disfrutar del trajín de variopintas locomotoras viejas y robustas que daban esa sensación de robustez y aprovechamiento mezclado con óxido y desgaste que sólo un país del este te puede dar.
El nuestro llegó al poco rato, un tren moderno con forma parecida a los de metro modernos en Madrid, y con publicidad en todo su exterior. Como con los taxis, el mercado está liberalizado y existen varias compañías privadas que comparten las vías rumanas. Con algo de antelación cogimos el más moderno y rápido por un precio inferior a la oferta media de cualquier compañía comprándolos por internet desde España. Una vez dentro dejamos las maletas y tras pasar el controlador y comprobar que disponíamos de wifi y enchufes cerré los ojos y dormí como un bendito dos horas seguidas como quien pestañea unos instantes. Al abrir los ojos nos adentrábamos ya en las montañas y los bosques caducos y grisáceos llenaban las ventanillas.
Sinaia la primera mañana fue algo borroso. Localizamos nuestra casa, no nos gustó porque nos dijeron que había gente joven haciendo mucho ruído por la noche y decidimos cambiar en caliente. Al final nos gastamos algo más de dinero en un hotel por unos 20€ la noche ya que estábamos muy cansados. Soltamos las cosas en el hotel y para no quedarnos dormidos salimos a pasear un rato. Fuimos al banco a cambiar dinero ya que en el aeropuerto habíamos cambiado lo justo para llegar a Sinaia por la diferencia enorme de precio. Nos dimos una vuelta y a la una y poco estábamos yendo a comer a un restaurante céntrico. No estuvo mal, no estuvo espectacular. Algo de carne y una ensalada muy pobre y muy cara para lo poco que traía que a pesar de todo, café y cerveza incluída, nos costó unos 65 leis.
Nos habíamos levantado sobre las nueve de la mañana en Almería para acabar en Sinaia después de comer a las tres de la tarde del día siguiente. Quitando la minisiesta del tren eran treinta horas de primer día. Nos fuimos a dormir como arrastrados trapos poniéndonos el despertador para las siete de la tarde para aprovechar algo más el día.
domingo, 21 de febrero de 2016
El dolor de los campos aledaños
Como un mueble viejo en una casa nueva, como algo que solo extrañas cuando no está, como la permanente compañía de la soledad.
Ya, no me creo nada, ahora que todo es verdad.
La soledad no está tan sola...
jueves, 18 de febrero de 2016
Rumanía: Preview fotográfica
Increíbles bosques con atmósferas de cuento. |
Comida típica, siempre abundante en carne e incluyendo mostaza. |
Trenes rumanos, antiguos y con estética retro algunos, aunque otros modernos incuyan enchufe e internet. |
Castillo Peles, impresionante sorpresa, de lo mejor del viaje. |