Siguen pasando los años y se me pone una sonrisa de medio lado cada vez que compruebo que aun soy un perro verde.
Ya verás, ya cambiarás, ya querrás... pero sigo colgado del jirón de un sueño, con esa sensación de haberme equivocado hace muchos años en alguna de las intersecciones elegidas, pero sabiendo que lo volvería a hacer.
Demasiadas responsabilidades para ser poeta, demasiado soñadora para dejar de serlo, perdida en el teatro de los sueños.
Echo de menos la música.
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