miércoles, 26 de octubre de 2016

Pfffffffff

No sé qué quiero decir en este post. Así de simple.

Mañana a estas horas estaré en dirección al aeropuerto de Valencia para hacer un viaje que he soñado toda mi vida. Desde el momento que me lo plantearon he hecho todo lo posible para poder estar allí, y cuando no he podido me han ayudado de manera inimaginable. Las cordillera más alta del mundo está a sólo unos días de que pise sus laderas.

Y sin embargo no estoy nervioso. Nada nervioso. Por algún motivo que no sé si desconozco o quiero desconocer hoy es una mañana más, otro día más. Parezco Reco, tumbado aquí a mi lado, dormido y ajeno a lo que está por venir, a lo que en cierta manera sucede.

Hace tiempo que he pretendido desterrar el pesimismo de las palabras en este blog. Sentía que ya no tenía derecho a tenerlo. Ni al pesimismo ni a la tristeza. No hay derechos en la escena del crímen para quien empuña el arma. Hoy no sé muy bien porqué no puedo evitarlo.

Desde que hace unos días cerré la casa y me vine para Alcoy he pensado en realizar el típico posteo de bitácora, preparaciones para Nepal, equipo, papeles, dinero que cuesta, zonas que visitar.... Pero no he tenido fuerzas. Fuerza no es la palabra. No sé cuál es. Motivación quizá. Si dijera que no me hace ilusión irme me creerías? No es que me disguste, o que no quiera irme, es que por algún motivo siento que los sueños ya no forman parte de mi mundo, que los desterré, que no tengo ya ninguno por cumplir porque ya los cumplí y en uno de esos terrores nocturnos me desperté y ahora no puedo volver a dormir, como si fuera el prota de "El maquinista".

No debería escribir estas cosas. Es una ventana abierta a demasiados. Principalmente a la que eres hoy.

He ido poco a poco introduciendo el tú en estas diatribas. Como si de alguna manera te hayas convertido en mi piedra con cara en esta isla desierta. Hablar con sutilezas es inútil cuando ya no hay nadie que escuche. Y supongo que debe ser un proceso del todo natural en cualquier náufrago, quizá de alguna manera es exactamente el mismo sentido.

Este es el problema cuando no se sabe qué escribir. Demasiado vómito.

Tal vez haya mentido y sepa qué he estado queriendo escribir todos estos días, pero cuando me he sentado sólo ha sido porque quería hacerlo porque se me acababan los minutos para hacerlo y no conocía aún las palabras. Una pregunta ¿cómo vacío un mueble lleno? sobre todo si el mueble no es el mío.

Y la respuesta la conozco aunque sufra al conocerla. No puedo. No puedo.

No puedo borrar el pasado porque ya se fué. Y el tiempo se llena de cosas y no hay manos que entren en ese armario. Y no importa que sepa que esta estación, este arbol y este camino sea el mío toda mi vida. Aunque sea más consciente de esa realidad que del hecho de que me voy mañana de viaje eso no cambiará el hecho de que te abandoné y que un armario se llenó de muchísimas cosas, más de las que jamás podré soportar haber metido.

Pero este es mi camino, este es mi árbol, esta mi estación, así que te pediré una última cosa. Lo último que puedo intentar para decirte que te amo. Vete. Olvídame. No vuelvas aquí. No vuelvas a escribir. No vuelvas a leer. Bórrame. Hazme desaparecer. Quema todo lo que te recuerda a mí, mis fotos, mis correos, los libros que te regalé, los enanos en las setas. Olvida que una vez fuimos perfectos. De verdad. Te lo pido de verdad. Siento una enorme realidad y es que ya sólo soy un muy pesado lastre para tu felicidad de hoy. Noto las heridas que te hice, que siguen sangrando y me duelen más que las mías. Sé feliz por favor. Si lo único bueno que tuvo dejarte fue que encontraras una mejor vida tenla por favor. Nadie como yo sabe que te la mereces. Yo perdí todos mis sueños, pero rezo porque tú los cumplas.

¿Cómo se vacía un armario lleno? No se puede. No podemos. Así que ciérralo con llave y olvídalo. Esa es mi última esperanza, mi última apuesta: haz todo lo que puedas por no volver jamás.



... mi esperanza? que cuando todos tus pasos te hayan alejado de mí, cuando ya nada quede, sientas una clara y limpia ilusión por abrir de nuevo este armario, y cuando lo hagas descubras espacio, baldas y baldas enteras listas para ser usadas. Descubras bajo este árbol, más viejo y más canoso, a aquél que debió ser pero no fué.

Un milagro

Fdo. Un calamar, un limón, un corazón

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