Vacaciones... vacaciones... vacaciones.
En realidad, qué palabra tan fea para un concepto tan agradable.
La temporada se alarga, con ella las distancias, las ausencias y los pensamientos que me hacen cuestionarme la forma en que vivo la vida.
He disfrutado de unos breves días de vacaciones, me he dado cuenta que necesito casi tanto tiempo para desconectar como para reconectar, lo que se traduce en apenas unos días de tranquilidad.
Tiempos raros, llenos de decisiones aplazadas, un montón de pensamientos que se quedaron colgados entre las ramas de cada árbol que ví a través de la ventanilla del autobús de camino a donde quiera que me encuentra ahora.
Supongo que al final este tipo de vida termina por cansarme, y solo espero de el que pase rápido otra temporada, pero se alarga.
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