(...) En cambio, Takk estaba concentrado en las cuestiones prácticas de comer humanos: que solían venir con un montón d componentes indigeribles, como reloje, comunicadores, cremallera de plástico, hebilla de metal y, ocasionalmente, cosas que no conocías hasta que te habías comido a alguien. Aquel ranchero de ovejas, por ejemplo, tenia unos clavos y tornillos de metal dentro; Acuña le dijo que algunos humanos se hacían atornillar los huesos rotos en su sitio en vez de arreglaros con una sesión de Curarrápida. Era una cuestión de precio. Todo lo que Takk sabia era que se le clavaban yerran incómodos (...)
El sueño del androide de John Scalzi
1 comentario:
Tiene buena pinta :))
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