martes, 17 de marzo de 2015

Camino de Santiago: quinto día (12/02/2015 de Melide a Arzua)

Sin duda una jornada de reflexión... entre pitos y flautas, visitas de iglesias, desayuno y demás perezoneo, salimos de Melide a eso de las 10:00 de la mañana. 

Teníamos que elegir entre llegar un día antes a Santiago o tomarnos un día de relax en el que apenas andar unos 15 km.

A mi la segunda opción me llamaba bastante, no porque estuviéramos exhaustos ni mucho menos, aunque era de agradecer un día tranquilo.

Lo cierto es que si no hubiera sido por lo incómodo de la lluvia, podríamos haber andado bastante más.

El día amaneció encapotado con algun que otro chispeo  pero no terminaba de romper a llover.

Momento de ilusión al ver la señal que indicaba estábamos a 50 km de Santiago, y es que había más de gloria que de pena y eso era toda una alegría. De momento los pies aguantaban, sin ampoyas, sin dolores de espalda... 

Solo un poco de mosqueo al ver que la señal estaba destrozada por la falta de civismo de la gente y sus rotuladores.

Increíblemente, al quinto día, conseguimos encontrar una iglesia abierta en la que poder sellar las credenciales.
Al lado del sello había varias notas dejadas por peregrinos agradeciendo que estuviera abierta y  añadiendo que era la única. Ahí nos quedamos más tranquilos, no era cosa nuestra no dar con ninguna iglesia a la que entrar, sino, que en realidad es que no estaban abiertas. Supongo que cuando tengas misa y eso si, pero de habitual no. Me imagino que en épocas de mayor transito de peregrinos eso será diferente.

Y finalmente descubrimos lo que es la lluvia en el Camino, aunque nada que ver con lo que nos caería al día siguiente. Por suerte llegamos al albergue antes de que empezara a caer en serio, llegamos con agua por fuera pero no por dentro. Algo de compra para comer, ducha y una siesta que nos sentó como vamos... lo mejor del camino hasta el momento jajaja. Llegamos al albergue los primeros pero a lo largo de la tarde fueron llegando más y más, debimos dormir unos 20 más o menos. Nos dormimos con dos personas en el cuarto y cuando nos despertamos ¡¡¡se habían multiplicado!!!
Como llegamos los primeros pudimos lavar ropa, tenderla en los radiadores y que se secara. Nos hicimos con una esquinita del dormitorio y no estuvimos tan mal.

Tras la siesta nos fuimos a comprar para la cena y unos pocillos para poder cocinar. Se los habíamos visto a los portugueses y la verdad es que por un mínimo peso añadido nos hicimos unas sopas... que nos callerón a gloria. Y es que mientras paramos en lugares pequeños habíamos comido fuera, pero ahora ya había tiendas para poder comprar y con estas tazas salimos más que bien del paso, incluso para desayunar.

Sopita calentita, y alguna cosa más para acompañar. Mienstras estábamos en el comedor bajo otro grupillo a tomarse algo y al final terminamos echándonos unas risas, y acostándonos un poco más tarde de lo habitual, pero con la siesta, lo comido por lo servido.



No hay comentarios: