sábado, 27 de julio de 2019

Las cosas del café y del ahora.

Este tatuaje, descolorido y embellecido con los años, que me recuerda quién y qué soy. Este escritorio donde quedan las notas de nuestros posos. Caminando por este filo con el que me suicidé, que me indica el fino camino a recorrer, que viene de un doloroso pasado y se extiende hacia la niebla. Esta sangre de las heridas que al tropezar me abre este filo. Estas cicatrices que ya son callos, botas de punta de hierro, y que me permiten seguir caminando. Este cartel de "Peligro, manténgase alejado" que se empeñan en desobedecer incautos. Esta costumbre a la mochila con la que me era imposible levantarme. Este viaje en el vacío, en el espacio exterior, entre las estrellas, donde el sol ni se levanta ni se pone, en busca de asteroides y cometas. Esta armadura de púas con las que me defiendo del querer. Este agua con sal que me regalan a cambio. Este paso del tiempo, este olvido, esta memoria que me pierde cosas y me clava otras, esta eterna mirada perdida. Estos cuchillos que conseguí devolver y estos otros que mi cabeza se empeña en esconder en bolsillos escondidos. Estos díscos que desde 2013 no son Extremo, sino Robe, con sus mismas mierdas, pero Robe.

Estos momentos en los que el café de la mañana se acaba y al mirar dentro de la taza se ven unos puntos negros en el fondo. Qué pequeños son. Y sin embargo le han dado al café ese sabor intenso, algo amargo, que he tenido que endulzar. Ese sabor que me acompaña al despertar y que me mantiene alerta todo el día.

viernes, 26 de julio de 2019

Al otro lado del silencio

Ella estaba allí, como lo había estado tantas otras veces, solo que en otro lugar y en otro momento.

Él hablaba de sus tonterías, tonterías que con el paso de los años ella seguía entendiendo y compartiendo como el primer día,  como si no hubiese pasado el tiempo.

Había algo que los hacia sentirse cómplices en una vida que ninguno de los dos entendía mucho. La única diferencia despué de los años, es que ambos, cada uno a su manera, habían aprendido a sobrellevarlo.

Eso, y esa barrera invisible pero densa que impedía que se tocarán el uno al otro.

Esa linea que traza el miedo entre los logros alcanzados y la recaída en otra época que si bien a ambos les aportó pequeños grandes momentos de felicidad, terminó por algo.

Y allí estaban, disfrutando de su compañía como siempre, pero de un modo que aun se les hacia raro, fingiendo que no habían tenido un pasado y que no querían recaer en el presente.

Como una droga que no quieres volver a tomar y que sabes que estas mejor sin ella, pero que una oscura parte de ti se muere por consumir hasta que te consuma.

Esa adicción a la melancolía y a los picos de placer e infelicidad.

Esos momentos que afloran partes de tu ser adormilado por la felicidad del día a día,  por la tranquilidad, por ese hogar construido en mitad de la estepa, que podría arder con un descuido.

Sensaciones de las que nadie habla cuando dos viejos lobos se sientan en la misma mesa.



sábado, 20 de julio de 2019

Si no vas a ir a por todas, no vayas.

Si no vas a ir a por todas, no vayas.

A veces necesito oírmelo decir para creerme mi propia historia, para poder fingir que creo que lo estoy intentando.


martes, 16 de julio de 2019

Se me olvidó

Nunca pensé que me olvidaría de ti.
De tu olor, de tu calor, de tu sabor. No recuerdo el color de tus ojos ni el sonido de tu voz.

Siento que te quise, que me quisiste, y que en algún punto, ambos dejamos de hacerlo.

Recuerdo que durante mucho tiempo me enfadaba, no el echo de que se hubiera acabado, sino el haber creído que duraría para siempre.

Ya solo queda alguna foto, alguna palabra que no se pudo llevar el tiempo y las cicatrices en mi piel.

Me equivoque contigo, contra ti, a pestar de ti, gracias a ti, y ahora soy lo que sería cualquiera después de ello.

Ahora soy así,  ahora entiendo de otra forma donde habita el olvido, ahora hay días que me atrapa la melancolía y recuerdo como dejamos que los demás decidierán que seria de nosotros, o como nosotros mismos impedimos que tuviéramos algo más por miedo a que no funcionara, o como fingimos que no nos importabamos hasta que dejamos de hacerlo.

A veces sueño contigo, a veces te veo y me cuesta recordar porque se acabó. A veces, el olvido.