Si, habéis leído bien, la misma historia de siempre. Después de meses de sequía literaria, vuelve a ocurrir no solo que hay cosas que contar, sino que además de tener tiempo para hacerlo también hay medios.
Y es que lo de mudarse tanto tiene sus cosas buenas, cuando tocaría limpieza general te vas a otra casa, y sus cosas malas, los contratos de permanencia hacen imposible que tengamos teléfono y lo que es más importante, conexión a internet.
Ya, ya sé que ahora hay compañías que no te exigen permanencia, pero tenemos la suerte que allí donde vivimos solo llega esa gran empresa a la que nos referimos no tan cariñosamente como Timofónica y que estoy segura de que el más o menos reciente cambio de nombre es para evitar que la llamen así.
No es que ya no tenga sentido escribir todos esos post que se nos han quedado descolgados, la mayoría forman parte de ese conjunto de cosas que nunca pasan de moda, vídeos de monos buceando, debates de política, vivencias personales... el problema es la memoria, cuantas buenas ideas no verán la luz por ser paridas donde solo se debe cagar.
Así que en resumen, aquí estamos después de no sé cuanto tiempo y no sé hasta cuando en la primera etapa de nuestro periplo vacacional.
Ayer a las 7 de la tarde, jugando al ordenador nos surgió la idea de irnos a Alcoy a realizar unas gestiones y sobre la marcha se nos ocurrió que este podría ser el principio de unas vacaciones que llevamos tiempo pensando pero no organizando.
Con un presupuesto limitado, más o menos una hucha de dos kilos, nos vamos de viaje Hispanolusitano.
Podría decirse que ya estamos en camino, aunque nos quedaremos en nuestra primera parada un par de días en un intento de clarificar un poco nuestro futuro, pero eso ya es tema para otro post, que aún estamos a tiempo de levantar la media de publicaciones.
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