Ahora que hace unos días que no llueve y que el Arno está bajo se pueden ver algunas cosas surgir de los fondos, y como no podía ser de otra manera, las bicis están entre esas cosas. De todos los restos que van quedando en las calles se podrían hacer más de una veintena de ellas. Ruedas, cuadros, manillares, cadenas, candados, bicis enteras con ruedas hiperdobladas, otras que da miedo acercarse porque lo que cause el tétanos puede haber mutado en monstruos oxidados... En casa tenemos una, que debe ser de los vecinos de arriba, pero que está tan destruida que símplemente se ha quedado a vivir en nuestro jardín.
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