Troop deployment se llamaba en alguno de esos juegos míticos, o lo que es lo mismo, suministros y repuestos. Y llegaron el viernes en la forma de un paquete de España. Y como no puede ser de otra manera vino de parte de mis hermanas, que me echan de menos porque ya no hay quien ponga la casa patas arriba en Madrid.
Aunque el paquete ya estaba anunciado no fue menos la ilusión de recibir lo que ya sabía que iba a recibir, y alguna que otra sorpresilla más. Y es que claro, si pregonas que echas de menos algo, a poco que puedan, siempre los de siempre (valga la rebuznancia) te dan un capricho.
Cuando el "buzón" de casa regurgitó de sus entrañas un papel mojado con el título de Poste Italiane no podía poner otra cosa en el recuadro del contenido: "Biscoti". Así que me fuí a la Posta y pregunté y la respuesta fue"Chiuso, domani mattina" (cerrado a las 5 de la tarde). Así que me presenté al día siguiente, un jueves cualquiera, en el lugar indicado para que me dijeran que era en el otro edificio. Burocracia italiana. Paciencia. Pero resulta que no sólo era cosa de propios, porque los extraños estaban aglomerados en la puerta del edificio en cuestión debatiendo los pros y los contras de que hubieran redistribuido la recepción, el envío, y demás cuestiones bancarias (porque en Italia se puede abrir una cuenta en el homónimo de "Correos") a lugares indefinidos. Y digo en la puerta porque la cola era de órdago. Venía gente y me preguntaba cosas. Mi respuesta firme y homogénea era "No lo so": bastante intuitiva (Nota: en esta situación mejor no usar "va bene" por el peligro de granjearse algún que otro conflicto). Después de un buen rato desistí, mañana será otro día.
Y mañana, por ayer, nos acercamos Gordita y yo a recoger el paquete, que se hacía desear. Media hora de burocracia y estaba en nuestras manos. Con el paquete bajo el brazo como si fuese el pan, y con el agua cayendo, desde hace diez días no para, ibamos a casa como si del pueblo volviéramos.
Al llegar a casa constatación fotográfica y galletas Marbú Dorada. Mmmmm. La caja del tesoro rebosa. No una sino dos cajas enteritas de deliciosas y suculentas galletas. Como Homer babeando. Y escondidos entre los paquetes dos tubos enteros de leche condensada. Una carta y una sonrisa. Quién puede pedir más. Invitaciones entre los coinquilinos y aprobación unánime. Tutto a posto.
Poco más que decir, pero siempre lo mejor llega al final. Gracias.
Aunque el paquete ya estaba anunciado no fue menos la ilusión de recibir lo que ya sabía que iba a recibir, y alguna que otra sorpresilla más. Y es que claro, si pregonas que echas de menos algo, a poco que puedan, siempre los de siempre (valga la rebuznancia) te dan un capricho.
Cuando el "buzón" de casa regurgitó de sus entrañas un papel mojado con el título de Poste Italiane no podía poner otra cosa en el recuadro del contenido: "Biscoti". Así que me fuí a la Posta y pregunté y la respuesta fue"Chiuso, domani mattina" (cerrado a las 5 de la tarde). Así que me presenté al día siguiente, un jueves cualquiera, en el lugar indicado para que me dijeran que era en el otro edificio. Burocracia italiana. Paciencia. Pero resulta que no sólo era cosa de propios, porque los extraños estaban aglomerados en la puerta del edificio en cuestión debatiendo los pros y los contras de que hubieran redistribuido la recepción, el envío, y demás cuestiones bancarias (porque en Italia se puede abrir una cuenta en el homónimo de "Correos") a lugares indefinidos. Y digo en la puerta porque la cola era de órdago. Venía gente y me preguntaba cosas. Mi respuesta firme y homogénea era "No lo so": bastante intuitiva (Nota: en esta situación mejor no usar "va bene" por el peligro de granjearse algún que otro conflicto). Después de un buen rato desistí, mañana será otro día.
Y mañana, por ayer, nos acercamos Gordita y yo a recoger el paquete, que se hacía desear. Media hora de burocracia y estaba en nuestras manos. Con el paquete bajo el brazo como si fuese el pan, y con el agua cayendo, desde hace diez días no para, ibamos a casa como si del pueblo volviéramos.
Al llegar a casa constatación fotográfica y galletas Marbú Dorada. Mmmmm. La caja del tesoro rebosa. No una sino dos cajas enteritas de deliciosas y suculentas galletas. Como Homer babeando. Y escondidos entre los paquetes dos tubos enteros de leche condensada. Una carta y una sonrisa. Quién puede pedir más. Invitaciones entre los coinquilinos y aprobación unánime. Tutto a posto.
Poco más que decir, pero siempre lo mejor llega al final. Gracias.
6 comentarios:
Troops deployment :D yeah!. A alemania no llegan los paquetes grandes pero si las cartas suculentas que se hacen derogar como motherf*ckers. Un abrazo y no os empacheis con la leche que luego da cagalera.
Yo creo que si aquí mandan cartas suculentas, desaparecen antes de cruzar la frontera... cabrones... pero si alguien quiere probar, nosotros avisamos, jeje
H2o
Sobre todo con la leche agria que tienen algunos qyo conozco nl mundo wys.
no comments!!!
so really think is about real myself anf yourself
leche agria?
wys?... me conoces? te conozco?
intrigado estoy
H2o?....
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