viernes, 13 de septiembre de 2019

Se me olvidó que era alzheimer

Hace bastante tiempo empecé a escribir un texto que nunca terminé, y finalmente ahí va sin haberlo hecho.

- Puffff,  cómo me meo... con lo calentito que estoy en la cama... Arriba. Mgggggggh... estás piernas que apenas me responden... es como estar pegado al cuerpo de un muerto. Y ese olor... de repente todo me huele a meado...
- Buenos días cariño. ¿Ya estás despierto? Joder Antonio... ¡¡¡ya te has vuelto a mear  encima!!! ¡¡¡Cómo si no tuviera bastante trabajo contigo!!! ¿ No puedes pedir ayuda? Este hombre... que no hay manera con él...
Antonio siempre responde con silencio y en estos momentos de profundo dolor, espera que su mente muera tan rápido como lo está haciendo su cuerpo.
Alzheimer, una palabra tan fea como cáncer,  parkinson,  demencia, artritis reumática o fribomialgia entre otras...
Enfermedades que por mucho que intentemos que no sea así,  condicionan la vida de los que las padecen y los que los rodean.
Pensamos que el peor momento es cuando diagnostican una de estas enfermedades, pero ese es solo el principio.
Realmente estamos preparados para sentirnos mal, para largos procesos médicos,  e incluso somo capaces de llegar tan al límite que asumimos lo peor. Pero lo que nunca hacemos es entender al que padece estas enfermedades.
Imaginad como debe sentirse una persona que pasa de ser completamente autosuficiente,  a de repente convivir en su mismo cuerpo con alguien incapaz de controlar los instintos más básicos.  Lo que debe ser volver en si mismo y verse con los pantalones por los tobillos con su hijo limpiándole con una esponja su más profunda intimidad mientras entrevé por la puerta mal cerrada del baño a sus nietos corretear curiosos por el pasillo.
Estar sentado impasible en una silla mientras escucha como su mujer se desahoga lamentándose por teléfono de lo insufrible que es hacerse cargo de su marido, el cual tiene al lado y no se entera...
¿Y si sí se entera? ¿Y si justo ese es su momento de lucidez?
Se nos olvida... se nos olvida que es convivir con una persona que tiene que convivir con una enfermedad.
¿En qué momento, se enseña a los familiares a respetar y a tratar a una persona con una enfermedad?
Decimos que entendemos, pero no lo hacemos, creemos que sí,  pero somos incapaces de hacerlo.


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