Ha sido un día intenso precedido por una larga noche en urgencias.
Un día fruto del esfuerzo, que realmente ha merecido la pena.
Algunas cosas que tenía que hacer, y otras que estaba deseando que llegarán a mí.
Entre ellas uno de los momentos más íntimos que tendré con uno de mis sobrinos, al que llamaremos cabroncete número uno.
Estaba leyendole un cuento en lo que sería el preludio de "A dormir. No quiero".
Poco a poco ha ido acurrucadose en mi hombro, pecho, hasta tumbarse abrazado a mi.
No son muchas las muestras de afecto que cabroncete número uno tiene conmigo, y sin duda esta ha sido la más bonita, sobre todo porque nadie le ha dicho que tenía que hacerlo. Sólo ha surgido así.
Las cosas más bonitas de la vida a veces simplemente surgen. Incluso algunas veces surgen por el trabajo que hemos puesto al rededor de ellas.
Sonríe a la vida, como poco te llevarás una sonrisa.
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