El otro día pasé por allí, no me quedaba más remedio, y no me gusto nada.
A medida que me acercaba a la zona, el corazón se me aceleraba, el pulso me temblaba, me iba poniendo nerviosa, asustada.
Miedo, era miedo, hacia algunos meses que no lo sentía y ahora ha venido para quedarse. Me siento como una niña pequeña que se enrabieta cada vez que su madre quiere pasar por aquel callejón oscuro.
Me siento fuera de lugar, perdida, y no quiero pasar por allí.
Sé que no me quedará más remedio, que siempre he seguido, no hay que mirar hacia atrás o te convertirás en sal.
Pero eso es fácil cuando todo lo que te importa se va contigo, cuando dejas cosas, parece inevitable, sobre todo si tu mente retorcida te juega malas pasadas.
Por suerte tengo una trinchera en la que poder prepararme para cruzar...
A medida que me acercaba a la zona, el corazón se me aceleraba, el pulso me temblaba, me iba poniendo nerviosa, asustada.
Miedo, era miedo, hacia algunos meses que no lo sentía y ahora ha venido para quedarse. Me siento como una niña pequeña que se enrabieta cada vez que su madre quiere pasar por aquel callejón oscuro.
Me siento fuera de lugar, perdida, y no quiero pasar por allí.
Sé que no me quedará más remedio, que siempre he seguido, no hay que mirar hacia atrás o te convertirás en sal.
Pero eso es fácil cuando todo lo que te importa se va contigo, cuando dejas cosas, parece inevitable, sobre todo si tu mente retorcida te juega malas pasadas.
Por suerte tengo una trinchera en la que poder prepararme para cruzar...
Como dijo *******: El que exige tiene las de perder
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